HOMILÍA – SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO – Arzobispo de Panamá

HOMILÍA – SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
Conmemoración de los 50 años del ISA y motivación por la Teletón 20-30
Mons. José Domingo Ulloa Mendieta OSA
Catedral Basílica Santa María la Antigua, domingo 7 de diciembre de 2025
Queridos hermanos:
En una ocasión, mientras explicaba la Santa Misa a un grupo de niños, les pregunté con sencillez: “¿Qué es la homilía?”
Una niña, con total espontaneidad, respondió en voz alta: “¡Es cuando nos regañas!”
Aquel comentario provocó la sonrisa de todos, pero también reveló algo profundo.
Porque, si escuchamos con atención el Evangelio de este Domingo de Adviento, nos encontramos con un predicador cuya palabra ciertamente sacudía: Juan el Bautista, que proclama sin rodeos: “¡Raza de víboras!… Den frutos de conversión.”
Juan no insultaba; despertaba. No humillaba; invitaba. No regañaba; llamaba a volver al Señor. Su voz es la alarma espiritual que Dios enciende para que el corazón no llegue dormido a la Navidad.
Adviento: tiempo para despertar
Estamos en el Segundo Domingo de Adviento, un tiempo que la Iglesia nos regala para renovar la esperanza, sacudir el corazón y abrir espacios nuevos para que el Señor pueda entrar.
Sin embargo, todos sentimos que estos días están cargados de prisas, compras, propagandas y ruido. El mundo quiere convencernos de que la Navidad se celebra consumiendo… pero el Evangelio nos invita a celebrar convirtiéndonos.
Por eso en este domingo aparece una voz fuerte, clara, radical. Juan el Bautista, el profeta del desierto. No trae discursos suaves ni palabras para complacer. Su mensaje es directo: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
Es una voz que incomoda, pero al mismo tiempo libera. Una voz que nos invita a mirar hacia dentro y preguntarnos: ¿Qué debo cambiar? ¿Qué heridas necesitan ser sanadas? ¿Qué actitudes torcidas deben enderezarse? ¿Qué espacios de mi vida no están aún en manos del Señor?
Estamos en el Segundo Domingo de Adviento, un tiempo que la Iglesia nos regala para renovar la esperanza, sacudir el corazón y abrir espacios interiores para que el Señor pueda entrar.
Sin embargo, vivimos días cargados de prisas, compras, propagandas y ruido. Reitero el mundo nos repite que la Navidad se celebra consumiendo, pero el Evangelio nos recuerda que la verdadera Navidad se celebra convirtiéndonos.
No se trata de tener más, sino de ser nuevos. De adornar la casa, sino de adornar el alma. De limpiar ventanas, sino de limpiar el corazón.
¿Qué significa convertirse?
Convertirse es girar el corazón hacia Dios. Es detener la carrera de la vida para preguntarnos: “Señor, ¿en qué rumbo me he equivocado? ¿Qué debo enderezar?”
Así como quien escucha un golpe en la ventana y se gira a mirar, así también la conversión es ese movimiento interior que nos hace volver el rostro al Señor.
Convertirse es reconocer el orgullo que levanta montañas, entregar la tristeza que llena valles, enderezar la curva del rencor, remover la piedra del egoísmo, encender la fe que se ha enfriado.
La conversión es un don que Dios ofrece y una decisión que nosotros tomamos.
A nivel personal y a nivel país
La llamada de Juan no es solo para individuos; también es para los pueblos.
Panamá necesita conversión. Conversión a la justicia verdadera; conversión a la solidaridad real; conversión a la honradez; conversión al respeto por la dignidad humana; y conversión a la sensibilidad por los más vulnerables.
Un país se transforma cuando sus hijos deciden cambiar. La conversión del corazón es la primera piedra para una sociedad distinta.
Acción de gracias por los 50 años del ISA
En esta misma celebración, elevamos hoy nuestra acción de gracias por los 50 años del Instituto de Seguros Agropecuarios (ISA).
Durante medio siglo, ISA ha sido un aliado fiel del campo panameño apoyando a los productores en tiempos de pérdida, sosteniendo a familias afectadas por fenómenos naturales, reconstruyendo esperanza donde muchos veían solo dificultades.
Celebrar este aniversario en la Eucaristía nos enseña que las instituciones alcanzan su plenitud cuando sus servicios son expresión de justicia, solidaridad y compromiso con el bien común.
Pedimos al Señor que bendiga a quienes han servido y sirven en ISA, y que fortalezca esta noble misión de proteger a quienes trabajan la tierra y alimentan a nuestro país.
Teletón 20-30: solidaridad que prepara caminos
Y en este espíritu de conversión y servicio, queremos también motivar nuestra participación en la Teletón 20-30. La Teletón es una obra de misericordia hecha nación, una expresión concreta de que somos un pueblo capaz de unirse por los más vulnerables.
Cada aporte es un acto de amor. Cada gesto de generosidad abre un camino para que otros vivan con dignidad. Cada donación es una forma concreta de preparar un sendero al Señor en la vida de quienes más lo necesitan.
La meta económica es importante, pero la verdadera meta es que nadie se sienta solo.
Queridos hermanos: Que no nos asuste la voz fuerte de Juan. No es regaño… es un regalo No es un regaño; es un regalo.
Es el grito que salva, la sacudida que despierta, la invitación que nos devuelve al verdadero camino de la vida.
Que este Adviento sea para nosotros el “golpe en la ventana” que nos hace girar el corazón hacia Cristo.
Que lleguemos a la Navidad no solo con luces encendidas afuera, sino con la luz de Dios encendida adentro.
Que Santa María la Antigua, Madre de la esperanza, nos guíe en este camino de conversión, servicio y solidaridad. Amén.
† JOSÉ DOMINGO ULLOA MENDIETA, O.S.A. ARZOBISPO METROPOLITANO DE PANAMÁ




