Experiencia transformadora y que reafirmó su vocación
PANAMÁ. 17 DE ABRIL DE 2020. El pueblo panameño, el Domingo de Ramos recibió la bendición especial que les llegó desde el cielo con el Santísimo Sacramento, impartida por el Arzobispo de Panamá, que sobrevoló el territorio diocesano en helicóptero, acompañado por dos sacerdotes y los militares; en una ceremonia que comenzó en el hangar de la base de la Aeronaval; en un momento de crisis en el país por la pandemia del coronavirus.
Al finalizar la oración encaminándose en procesión con la custodia y la imagen de nuestra Patrona Santa María la Antigua hacia el helicóptero, inicia en los sacerdotes el P. Efraín De León y P. José Brutua, otra parte emocional de la historia.
El padre Efraín De León, párroco de la parroquia Natividad de María, cuenta que tan pronto el helicóptero se levantó en vuelo y empezaron a sobrevolar a baja altura, por donde hay población, al ver a la gente que se arrodillaba y abriendo los brazos clamando a Dios su bendición, en los patios y techos de la casas, en las calles, en las azoteas y balcones de los edificios; la verdad que fue una mezcla de alegría y emoción profunda, sobre todo al ver al pueblos de Dios habido de esa bendición, necesitada en estos momentos tan difíciles.
Fue una experiencia extraordinaria y transformadora que ha provocado en mi vida sacerdotal y personal muchos cambios que quedaran marcados para toda mi vida y que han reafirmado mi vocación sacerdotal, expresó el P. Efraín, de verdad ser parte de esta misión de Dios ha sido una gran bendición.
“No lo veo como un privilegio sino como la oportunidad de poner los talentos al servicio de Dios”, y en ese tipo de servicio tengo la facilidad de desenvolverme muy bien a través de la comunicación con la gente de llevar adelante el trabajo con mucha humildad que creo que es lo importante, indica el P. De León.
“Una misión que no la puedo comparar con nada, sentir a Dios tan presente en ese recorrido, ha sido maravilloso y repito no ha sido un privilegio, lo veo como una bendición que en lo personal me ha servido mucho”, dijo.
Creo que para el pueblo panameño ha sido como un bálsamo que a venido a aliviar tanto sufrimiento, asegura P. Efraín De León, porque han sido momentos de mucha cruz en esa Cuaresma viviéndola con esta Cuarentena por esta pandemia.
Experiencia que desde el inició estuvo lleno de expectativas sobre lo que iba a pasar porque tanto el Padre José Brutu y mi persona éramos los responsables de tener todo al punto de poder tener un guion antes sobre el traslado hacia el hangar de la base Aeronaval, del traslado hacia el helicóptero, todo el recorrido y luego de regreso.
Asegura el padre Efraín De León, al ver los estamentos del estado, esa tarea conjunta y los medios de comunicación ahí presente fue muy emocionante, asegura el Padre Efraín De León, “creo que para todos los que estábamos en el lugar fue significativo por todo lo que ellos están haciendo a favor de la nación, muchos arriesgando sus vidas y otros que han muerto ejerciendo su labor”.
En cuanto al Padre José Brutua párroco de la parroquia San Juan Apóstol en Brisas del Golf, señala “estoy muy agradecido de que el Espíritu Santo se haya fijado con este humilde servidor para poder animar a la gente a través de mi Ministerio Sacerdotal llevando un poco de esperanza a este pueblo que al igual que al resto del mundo sufre los efectos de esta pandemia”.
Añadió, definitivamente este fue un llamado del Señor, los días previos me preguntaba tantas cosas alrededor de qué se podía hacer para llevar un poco de serenidad a todos los que habitan en nuestra patria; y cuando llegó la propuesta de Monseñor Ulloa, sentí que en efecto Dios estaba respondiendo cada pregunta que me había hecho.
Una vez el helicóptero se elevo y empezaron a sobrevolar a baja altura sobre la población, estaba seguro que el Señor se manifestaría derramando su gracia sobre todo su pueblo, oré mucho para que la protección divina llegara a cada palmo del país y más allá, señaló el P. Brutua.
Considero que estos días han sido de gran fortalecimiento para nuestra fe, manifestó el P. Brutua, “la cual espero perdure porque esta pandemia nos ha recordado que es Dios a quien verdaderamente necesitamos”.
Sentí que fue una comunión espiritual para la gente, grata y edificante, ver a esos hermanos que no pueden recibir a Cristo Sacramentalmente, que lo acogían en sus corazones con gran esperanza; recalcó el P. Brutua, que precisamente eso era lo que se pretendía, animar al pueblo de Dios tan entristecido y golpeado por este enemigo invisible.
Fue una hermosa experiencia acompañar a Cristo Vivo quien acudía al encuentro de su pueblo que hoy más que nunca lo necesita, un gran trabajo en equipo garantizando el cumplimiento de lo proyectado sobre todo en los tiempos, para honrar al que es digno de toda honra; y por permitirme servir al pueblo de Dios en momentos tan cruciales como estos, agradeció el P. José Brutua.
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