Cien años de Relaciones Diplomáticas marcadas por el respeto y estrecha colaboración
“Conmemoramos con profunda gratitud 100 años de Relaciones marcadas por el respeto, el buen entendimiento, la estrecha colaboración mutua en el que hacer de la Iglesia, que dentro de su misión no se confunde con la del Estado ni se identifica con programas políticos, sino que se mueve en un ambiente de relación religiosa y espiritual, en busca de la promoción de la dignidad del ser humano, la tutela de sus derechos fundamentales y la construcción de la paz”, expresó Su Excelencia Reverendísima, monseñor Paul Richard Gallagher, al presidir la Eucaristía, este jueves 4 de abril, en conmemoración del primer Centenario de las Relaciones Diplomáticas entre la Santa Sede y la República de Panamá.
Monseñor Paul Richard Gallagher, reconoció las numerosas acciones de promoción humana y social en Panamá, que se realizan en las diócesis con sus obispos, sacerdotes, en las parroquias, las comunidades religiosas, las asociaciones laicales y los movimientos de apostolado, que contribuyen de manera decisiva a dinamizar el presente y a anhelar un futuro esperanzador para el país.
Entre los elementos irreemplazables para crear un sano tejido social y edificar una sociedad vigorosa y que Panamá cuenta, según Monseñor Richard Gallagher, están el compromiso con la educación; la asistencia a los pobres; los enfermos; los encarcelados; los migrantes; la lucha contra la corrupción; el trabajo por la paz; la defensa de la inviolabilidad del derecho a la vida humana, desde el momento de la concepción hasta su muerte natural; y salvaguardar a las familias.
Otro aspecto que destacó fue el desempeño de las funciones diplomáticas durante todos lustros años, ha sido buscar, fomentar e incrementar la concordia entre los pueblos, el cual demuestra el prolífero trabajo en conjunto en los diversos hitos que han marcado estos 100 años recorridos de esta fecunda relación.
La Santa Sede valora todos los esfuerzos y compromisos para dar respuestas al grave y urgente drama migratorio, especialmente en el Vicariato Apostólico de Darién, donde a menudo llegan familias con niños que se aventuran por caminos peligrosos, manifestó monseñor Paul, y agregó que esta “triste realidad requiere fraternidad hospitalaria, sensibilidad humana para romper con la lacra de la indiferencia, perder el miedo que paraliza y así caminar todos juntos por las vías de la esperanza”.
“Tengo el alma rebosante de gozo por estar en la Catedral Basílica Santa María la Antigua, especialmente para hacer memoria agradecida por ese largo camino de sólida amistad y de fecunda colaboración mutua”, dijo monseñor Richard Gallagher. Compartió también la bendición y el saludo del Santo Padre Francisco, cuando manifestó “pongo en las manos de la Santísima Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de la Antigua, las esperanzas y los desafíos de este amado país, que es puente entre dos océanos y una tierra natural de encuentros”.
Confío en sus manos maternales el futuro de nuestras relaciones y el de la Iglesia que camina en esta tierra, para que juntos sigamos trabajando por el bienestar de este amado pueblo y sobre todo por la paz, como signo de la presencia de Cristo, para que el Señor fervientemente venerado bajo la advocación de Jesús Nazareno en Atalaya habite eternamente en el corazón y la vida de la gente de este bendito país, fueron las palabras monseñor Richard Gallagher.
El arzobispo Metropolitano, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, hizo entrega a Monseñor Richard Gallagher, de una imagen de la Patrona de Panamá, para que ella como la buena Madre que ha acompañado la historia de esta Iglesia y de este país, le guíe en la gran misión que el Santo Padre Francisco le ha encomendado para atender las Relaciones Diplomáticas con los diferentes estados y países del mundo entero.
Monseñor Ulloa, aprovechó para exhortar a unos 300 estudiantes de diferentes colegios católicos, “jóvenes ustedes son el presente de una nueva Iglesia y un nuevo país, y esta es su responsabilidad”.
La celebración contó con la participación del Nuncio Apostólico de Panamá, monseñor Dagoberto Campos Salas, los obispos de la Conferencia Episcopal Panameña, el cuerpo diplomático, sacerdotes y estudiantes de diferentes colegios católicos.
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