Celebración por los 105 años de aparición de Nuestra Señora de Fátima
“María es el reflejo del amor de Dios que nunca falla, aún en los peores momentos de nuestra vida nos mantiene la alegría, ella quiere que poquito a poquito irnos convirtiendo”, recordó el Arzobispo Metropolitano, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, en la celebración por los 105 años de aparición de Nuestra Señora de Fátima, Misa en la que consagró a los pies del Inmaculado Corazón de María, a todas las familias, a los niños, jóvenes, ancianos y enfermos de Panamá, con la intención de que la paz prontamente llegue al mundo entero y sobre todo a Ucrania.
Durante la Misa presidida en la parroquia Nuestra Sra. de Fátima en El Chorrillo, los estudiantes del Colegio Nuestra Señora de Fátima, Monseñor Ulloa Mendieta, les recalcó, que celebrar la fiesta de María, nos invita a confiar, a acudir a ella en cualquier dificultad, porque su corazón de nuestra Madre, nos mira con cariño, nos da consuelo y paz para encontrar la alegría perdida o la fortaleza de Dios para continuar este camino que el Señor nos ha indicado.
¿Por qué siempre hay un ambiente de paz, alegría cuando celebramos una fiesta de María? Preguntó el Arzobispo Ulloa, señaló “celebramos el encuentro incomparable de los hijos con una Madre que siempre nos acompaña, que responde a nuestras plegarias, que nos ampara en cualquier situación que estemos viviendo”.
Niños, jóvenes y adultos, nunca podemos olvidar que ella siempre elige a los más pequeños para enseñarnos, da respuesta a nuestras necesidades e intercede por nosotros, nos mira con ojos de misericordia, exhortó el Arzobispo monseñor Ulloa Mendieta, animándoles a confiar y creer que las lágrimas se pueden convertir en alegrías.
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