HOMILÍA MONS. JOSÉ DOMINGO ULLOA M. – NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA – 13 DE OCTUBRE 2020

HOMILÍA MONS. JOSÉ DOMINGO ULLOA M. - NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA - 13 DE OCTUBRE 2020

CATEDRAL BASÍLICA SANTA MARÍA LA ANTIGUA, 13 DE OCTUBRE 2020.

 

Nuestra Señora de Fatima 

13 de octubre 2020 

 

Hermanos y hermanas, 

Hoy podríamos hacernos la pregunta, ¿por qué las apariciones de Nuestra Señora? 

¿Por qué la Virgen visita a sus hijos en la tierra de esta forma tan misteriosa y secreta? ¿Por qué elige a los más pequeños, los más insignificantes, fundamentalmente a los pastores? 

Es precisamente por eso, (¡Dios eligió a los necios, los pequeños, los insignificantes, para avergonzar a los sabios y entendidos!) para, a través de ellos, entregar el mensaje al hombre afligido, herido por el pecado original, que no ha sido dejado solo, a su antojo, al destino, a las estrellas…; está en manos de Dios, como escuchamos esta tarde en el Evangelio: Yo soy la vid, y vosotros los sarmientos. 

Las apariciones de Nuestra Señora se remontan al siglo pasado y al anterior, incluso antes, como Guadalupe en México. Hay aquellas reconocidas por la Iglesia, pero hay muchas más que no son reconocidas, ni lo serán. Sin embargo, reconocidas o no reconocidas, allí donde han tenido lugar son lugares de gran afluencia de personas, creyentes y no creyentes quienes se decepcionaron del hombre, y quedó Dios como su única esperanza. 

En Caná de Galilea, cuando los novios se quedaron sin vino, la Virgen le dijo a la gente: «¡Haced lo que Él, Jesús, os diga!» ¿Podemos decir lo mismo de este lugar? Aquí vienen aquellos que ponen toda su esperanza en el Señor. Dejan una pesada carga de pecados, traumas, decepciones de todo tipo y vuelven con lágrimas de alegría a sus hogares, a sus familias, a sus trabajos, para compartir esa alegría con aquellos que también deberían dejar la carga del pecado, de los traumas, miedos, frustraciones y en comunión con Nuestra Señora ir hacia Jesús, hacia Dios. 

La vidente Lucía en Fátima, en una de las seis apariciones, le presentó a la Virgen  los deseos y súplicas de muchos.  La Virgen dijo que algunas peticiones serian escuchadas y otras no. Los que dirigen sus súplicas y por los que se pide tienen que ser mejores. Que pidan perdón de sus pecados. Cuando Lucía preguntó por un enfermo en particular, la Virgen dijo: «¡Que se convierta, y se recuperará este año!» «No insultéis a nuestro Señor, esto ya es demasiado», dijo Nuestra Señora. Insultar no es solo la blasfemia,  que muchos han convertido en un simple mal hábito, y por eso no renuncian a ello. Todo pecado grave ofende a Dios, y el pecado venial puede convertirse en grave, si se le menosprecia. 

Hermanos y hermanas, Nuestra Señora quiere que nuestras oraciones sean escuchadas pero para que esto ocurra no es suficiente hacer una petición. La Virgen busca la conversión, busca la oración. Casi siempre repetía esto a los niños en Fátima, en Portugal, a partir del 13 de mayo hasta el 13 de octubre de 1917. ¿Acaso no lo repite aquí también? 

Oración, oración del rosario, oración en familia, ayuno, Santa Misa dominical y santa comunión… «¡Quien coma de este pan vivirá para siempre!» 

En el primer encuentro con Nuestra Señora en Fátima, la Virgen les hizo a los niños una pregunta muy exigente.  «¿Estáis dispuestos a sacrificaros por Dios y aceptar todo el sufrimiento que os envíe como expiación por los pecados que le han ofendido y la oración por la conversión de los pecadores?” «Sí, lo haremos», dijo Lucía en nombre de Francisco y Jacinta. «Está bien, tendréis que sufrir mucho, pero la gracia de Dios será vuestra fortaleza”. 

En la segunda aparición dijo: Pronto llevaré a Francisco y a Jacinta al cielo. Francisco tenía diez y Jacinta nueve años. Tanto Francisco como Lucía estaban contentos con la noticia. 

¿Cuántos adultos no podrían ni quisieran aceptar eso? Sólo Lucía estaba triste porque se quedaría sola. Pero Nuestra Señora tenía un plan para ella. 

Ella le prometió: “Nunca te abandonaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te llevará a Dios». Entonces abrió los brazos y en la palma de su mano derecha había un corazón rodeado de espinas. 

En la última aparición, Nuestra Señora cumplió la promesa dada a Lucía. Es decir, Lucia buscaba un signo visible. El 13 de octubre, se reunieron alrededor de 70,000 creyentes y personas curiosas. Los opositores esperando a que se descubriera la mentira, y los que estaban a favor a que el amor de la Madre se mostrara.  Llovió a cantaros toda la mañana hasta el mediodía. Todos estaban calados hasta los huesos. Al mediodía, Lucía gritó: «¡Ahí viene Nuestra Señora!». En ese momento la lluvia cesó, y estaban todos completamente secos.  Tan pronto como la Virgen se despidió de los niños, Lucía gritó: «¡Mirad el sol!» Y el sol comenzó a bailar y saltar, hasta tal punto que parecía separarse del cielo y que caería como un gran circulo de fuego. Fue un momento terrible. Algunos gritaron: «Jesús, vamos a morir aquí», otros sin embargo decían: Virgen, ayúdanos. Algunos confesaban sus pecados en voz alta. 

Finalmente el sol se detuvo y regresó a su lugar en el firmamento. Se podría concluir de la siguiente manera: La Virgen vino a Fátima como una madre que se ocupa de sus hijos. Se presentó: ¡Yo soy Nuestra Señora del Rosario! Y si no hubiera dicho, rezad el rosario todos los días, sería su deseo no pronunciado.  La verdad sobre los secretos de Fátima es conocida: Oración y penitencia. Todos los secretos ya son conocidos. De los dos primeros se supo que los niños habían visto el infierno, el descubrimiento sobre la guerra, la propagación del ateísmo y la persecución de la Iglesia. El tercer secreto fue revelado apenas en el 2000. Lo reveló el papa Juan Pablo II, cuando beatificó a Francisco y a Jacinta. El tercer secreto se refiere a las palabras de la Bienaventurada Virgen María: 

Si mis deseos son obedecidos, Rusia se convertirá, volverá y habrá paz; y si no, entonces su falsa doctrina se extenderá por todo el mundo, y provocará guerras y persecuciones de la Iglesia y el Santo Padre sufrirá mucho. Varias naciones serán destruidas. 

Después del atentado a san Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981, estaba claro para el papa que la mano de la madre guio la bala y de este modo no permitió al Papa (ya moribundo) cruzar el «umbral de la muerte». 

En Fátima ella decía: Rezad el rosario para que termine la guerra (la Primera Guerra Mundial todavía estaba en marcha), ¿No dijo acaso algo así aquí también? – Rezad para que no haya guerra. Muchos todavía se niegan obstinadamente a hacerlo. 

En las iglesias del mundo entero, se reza el rosario intensamente y después de cada decena sigue la oración que Nuestra Señora pidió explícitamente a los niños en Fátima: «Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva a todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas de tu misericordia». 

El Papa, San Juan Pablo II escribió: 

«En todos los tiempos, a la iglesia le fue dado el carisma de la profecía, que debe ser examinado, pero no debe ser menospreciado». Y san Pablo dijo: “¡No apaguéis el Espíritu! 

No desprecies más los discursos proféticos, sino averiguad todo: guardad lo que es bueno.” Hermanos y hermanas, ¿acaso hay una recomendación mejor para todos nosotros?  Amén 

La hermosa Señora se presenta a los pastorcillos resplandeciente de luz; pero en sus palabras, y a veces también en su rostro, velado en parte por la tristeza, es constante la referencia a la realidad del pecado; muestra a los niños su Corazón inmaculado coronado de espinas, y explica que son necesarios su oración y su sacrificio para reparar los numerosos males que ofenden a Dios, para que cese la guerra y reine en el mundo la paz. 

El lenguaje de María es sencillo, adaptado a los niños, pero no está dulcificado ni es como el de las fábulas; más aún, con palabras muy realistas, los introduce en el drama de la vida; les pide su colaboración y, al ver que Jacinta, Francisco y Lucía tienen una disponibilidad generosa, les revela:  “Entonces, deberéis sufrir mucho, pero la gracia de Dios será vuestra fuerza” (Primera aparición, 13 de mayo de 1917). 

La Virgen escoge niños inocentes como colaboradores suyos privilegiados para combatir, con las armas de la oración y la penitencia, el sacrificio y el sufrimiento, la terrible lepra del pecado que corrompe a la humanidad. ¿Por qué lo hace? Porque esto responde al método de Dios, el cual “ha escogido lo débil del mundo, para confundir lo fuerte, (…) lo que no es, para reducir a la nada lo que es” (1 Co 1, 27-28). 

Podemos pensar en el ejemplo de tantos niños que han afrontado, y también hoy siguen afrontando, el sufrimiento y la enfermedad con serenidad, consolando a sus padres y a sus familiares en momentos de tan gran prueba. Entre estos estupendos ejemplos de pequeños apóstoles de Cristo me complace recordar la figura extraordinaria del recién Beato el joven Carlos Acuti, quien murió de de cáncer a los 15 años, cuya de beatificación se celebró el pasado sábado 10 de octubre. 

102 años después de las apariciones, Fátima sigue siendo un faro de esperanza consoladora, pero también un fuerte estímulo a la conversión. La luz que María hizo resplandecer a los ojos de los pastorcillos, y que se manifestó a tanta gente en el milagro del sol el día 13 de octubre, indica que la gracia de Dios es más fuerte que el pecado y la muerte. 

Sin embargo, María pide a todos conversión y penitencia; quiere corazones sencillos, que acepten generosamente orar y sufrir para la reparación de los pecados, para la conversión de los pecadores y para la salvación de las almas. María espera la respuesta de todos sus hijos. 

Queridos hermanos y hermanas, acojamos su invitación y permanezcamos fieles a nuestra vocación cristiana. Ofrezcamos cada día fervientes oraciones, especialmente el santo rosario, y nuestros sufrimientos, para la reparación de los pecados y la paz en el mundo. Considerémonos pequeños y humildes hijos suyos. 

La Iglesia nos invita a que contemplemos a la Virgen de Fátima como esperanza y aurora de salvación.  

Una lección maternal para nosotros que frecuentemente nos sentimos angustiados en medio de los acontecimientos en que vivimos, turbados en el ánimo por el enigma de la muerte y divididos en el corazón. 

San Juan Pablo II, nos recordó que María, Nuestra Madre celestial, vino para sacudir las conciencias, para iluminar el auténtico significado de la vida, para estimular la conversión del pecado y el fervor espiritual, para inflamar las almas de amor a Dios y de caridad hacia el prójimo. María vino a socorrernos. 

“El mensaje de Fátima es, en su núcleo fundamental, una llamada a la conversión y a la penitencia, como en el Evangelio. A lo largo de todo el Evangelio resuenan las palabras arrepentíos y haced penitencia. 

“Penitencia es tratar siempre con la máxima caridad a los otros. Es atender con la mayor delicadeza a los que sufren, a los enfermos, a los que padecen. Es interrumpir o modificar nuestros programas, cuando las circunstancias -los intereses buenos y justos de los demás, sobre todo- así lo requieran. Fátima sigue siendo un faro de esperanza consoladora y un fuerte estímulo a la conversión.  

María espera la respuesta de todos sus hijos. Queridos hermanos y hermanas, acojamos su invitación y permanezcamos fieles a nuestra vocación cristiana, ofreciendo cada día oraciones, especialmente el santo rosario, y nuestros sufrimientos, para la reparación de los pecados y la paz en el mundo. 

La vida cristiana es el desarrollo de la vida de la fe, en el horizonte de la esperanza, con el ardor de la caridad. 

María nos mira a todos y a cada uno de nosotros, como madre y con una gran ternura, misericordia y con amor… Ella siempre nos anima a sentir su mirada amable. 

La Virgen se apareció para confirmar la esperanza firme de paz. “Por eso debemos convertirnos, cambiar de actitud y revestirnos con las armas de la luz, como el rearme moral y espiritual de la conciencia de vivir la paz de Dios, la paz del corazón, la paz con los demás”. 

Hemos de subrayar que “el milagro más importante de Fátima no es propiamente la danza del sol, sino la conversión del corazón y de vida de tanta gente que sucede aquí sin que se vea, y que también podemos llamar la ‘danza de conversión’, al ritmo de la música de Dios que resuena en el Magníficat de la Virgen y llena de alegría”.  

Debemos vivir este tiempo como “un tiempo favorable de acción de gracias por el don de la visita y del mensaje de la Virgen y por las gracias recibidas”. 

Ella nos invita a realizar “la experiencia de la ternura y de la misericordia de Dios, de la devoción tierna al Inmaculado Corazón de María, de conversión y de compromiso con Dios y a favor de los otros y de la paz del mundo a ejemplo de los tres pastorcitos”. Por tal motivo el llamado de la Virgen de Fátima a “la oración y a luchar por la paz y la defensa de la dignidad de los oprimidos y de los inocentes, víctimas de guerras y genocidios sin precedentes en la historia”. 

Acogiendo el mensaje de la Virgen en Fátima, que el rezo del santo Rosario nos ayude a meditar en los misterios de nuestra salvación, para mejor identificarnos con Cristo de la mano de María. Que los santos pastorcillos Francisco y Jacinta, obedientes hijos de la Virgen, nos encomienden a Jesús y nos ayuden a mantenernos unidos a María la Madre de Jesús. 

Unido al Papa Francisco, yo quiero en este día  poner a todo Panamá a los pies de la Virgen María, y con el Papa decirle: «Tengo necesidad de tenerlos conmigo; necesito su unión (física o espiritual, lo importante es que sea de corazón) para mi ramo de flores … y unidos con “un solo corazón y una sola alma” (cf. Hch 4, 32), poder confiar a todos a la Virgen, pidiéndole susurre a cada uno: “Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios” (Aparición de junio 1917)» (Francisco, Mensaje de saludo al Pueblo Portugués, 12 mayo 2017 

 

ANUNCIO DE LA APROBACION DE LA CONSTRUCCION DE LA REPLICA DE LA CAPELINHA DE LAS APARICIONES EN PANAMA. 

Hace poco más de tres años se realiza un sueño en el marco del Centenario de las Apariciones de Fátima, recibiendo a principios del año 2017 la presencia de una de las 13 réplicas de la Imagen Peregrina de Nuestra Señora del Rosario, visitando diversas parroquias de la Arquidiócesis y las diferentes diócesis de Panamá, visitando los centros penitenciarios, educativos y hospitales, hogares de ancianos y conventos de nuestra capital y del interior del país. Se logran grandes frutos pastorales, cuyo hito o culmen lo representó la Consagración colegiada de Panamá al Inmaculado Corazón de María con todos los obispos del país, el 5 de marzo de 2017, en la festividad del Jesús Nazareno de Atalaya. Durante los 40 días de su presencia se realizaron vigilias de Adoraciones Eucarísticas, incluyendo en las misma a los infantes, rezo del Santo Rosario meditado y múltiples procesiones, consagraciones personales y catequesis del mensaje de Fátima a toda la feligresía, cuya afluencia en estos días en sus parroquias era extraordinaria. 

Ante la gran responsabilidad que el país obtenía al ser sede de la Jornada Mundial de la Juventud en enero del 2019, y posterior al comunicado realizado por el Santo Padre, el Papa Francisco, que encomendó en manos de la Virgen María, la evolución y los frutos de esta jornada, se solicitó a la rectoría del Santuario de Fátima la presencia excepcional de la Primera Imagen de Fátima, que nos acompañó en conjunto con el Sr. Rector Carlos Cabecinhas y sus delgados durante los días de la Jornada, ganándose la indulgencia plenaria para todos los peregrinos y feligresía que se acercara a su presencia y cumpliendo con los requisitos regulares para su obtención. Su presencia no solo marcó un antes y después en la historia de jornadas mundiales, sino también en la historia de la Iglesia Católica Panameña que es enteramente Mariana y ama a María. 

Como uno de los frutos pastorales de esta visita Materna, nos atrevimos a solicitarle a la Rectoría del Santuario de Fátima en Portugal, una réplica de la Capelinha, que representa el corazón histórico del Mensaje de Nuestra Señora, en donde desde la Capelinha original solicitada por Nuestra Señora a los pastorcitos de Fátima en 1917, logra ser el centro de la difusión de Su mensaje a todo el mundo.  

Hoy estamos muy alegres de presentarles la respuesta del Sr. Rector del Santuario, en carta fechada el 24 de julio de este año que refiere de manera resumida lo siguiente: 

Excelentísimo y Reverendísimo Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, 

Acuso de recibido la carta de Vuestra Excelencia Reverendísima del 15 de mayo pasado, para formalizar el pedido de autorización del Santuario de Fátima para la construcción de una réplica de la Capelina de las Apariciones de Nuestra Señora del Rosario de Fátima en la Arquidiócesis de Panamá. 

En secuencia de esta ponderación, en reunión de Consejo de Coordinación del Santuario de Fátima, tengo el gusto de comunicarle nuestra respuesta positiva. Esta autorización comprende la construcción de la réplica de la Capelhina original, construida precisamente hace 100 años, en el año de 1919. 

El Santuario de Fátima concede esta autorización como señal de comunión con esa arquidiócesis y con toda la nación de Panamá, deseando que a través de la construcción de la réplica de la Capelinha, se exalte la devoción del Rosario y la Práctica de los 5 Primeros Sábados Mes en reparación por los pecados cometidos al Inmaculado Corazón de María. 

Desde el Santuario de Fátima, rezamos por Vuestra Excelencia Reverendísima y por todos los fieles de este país.   

Con los más sinceros cumplimientos, 

Padre Carlos Cabecinhas  

Rector del Santuario de Fátima. 

 

Recibimos con gran júbilo pastoral su respuesta, que marca el inicio de la materialización de ese sueño de contar en suelo istmeño con una réplica de la Capilla de las Apariciones, luego de 500 años en que se fundara en tierra firme la Primera Ciudad en Panamá y precisamente, a 100 años de que fuera erigida la Capilla original en Cova De Iría, Fátima, Portugal. 

Con esta réplica de la Capilla de las Apariciones en Panamá, aspiramos a tener el inicio de un pequeño santuario, donde deseamos brindar una acogida evangelizadora digna y plena del amor del Señor y de la espiritualidad de su Santísima Madre, a todos los fieles que a ella se acerquen en peregrinación, enseñando la Palabra de Dios, encaminándolos de la mano de Nuestra Madre, la Virgen María, hacia el corazón de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. 

Apoyados en este gran desafío que significa permitir una mayor cercanía de la espiritualidad Mariana para Panamá y los miles de peregrinos de todas partes del mundo que transitan por nuestras tierras, a partir de este momento el gran sueño de construir una Réplica de la Capilla de las Apariciones de Fátima en nuestro país ha iniciado. 

Reiteramos nuestro agradecimiento y bendiciones, al Sr Rector del Santuario de Fátima en Portugal, teniendo la certeza que nuestra pequeña tierra istmeña, siempre con el favor de Nuestra Señora, también se convertirá en esa luz del cual irradiará la nueva evangelización al mundo a través del auténtico mensaje de Fátima, en pro del triunfo definitivo del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo en toda la humanidad.  

 

† JOSÉ DOMINGO ULLOA MENDIETA, O.S.A.
ARZOBISPO METROPOLITANO DE PANAMÁ

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La Arquidiócesis de Panamá creada el 9 de septiembre de 1513 es la Iglesia más antigua en tierra firme y madre de las Iglesias particulares existentes hasta ahora en la república de Panamá.

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