Monseñor Ulloa: Los dones recibidos del Espíritu Santo son para el servicio de la Iglesia
PANAMÁ. 31 DE MAYO DE 2020. “Celebramos una de las más grandes fiestas de la Iglesia Católica “Pentecostés”, la efusión del Espíritu Santo sobre cada uno de nosotros Él es el que hace posible que podamos hoy ser testigos creíbles de Jesús en la Iglesia Universal”; expresó el Arzobispo de Panamá, al iniciar la Misa de este domingo realizada en la Capilla del Seminario Mayor San José.
Añadió, “esta celebración que hoy culminamos debe llevarnos a desplegar nuestras “velas” o dones recibidos y ponerlos a favor del soplo del Espíritu para ir avanzando en la tarea de evangelizar y de hacer crecer el Reino de Dios en nuestro entorno.”
Monseñor José Domingo Ulloa, dijo concluimos este periodo de Pascua, con esta fiesta de la efusión del Espíritu Santo de Pentecostés, recordando el nacimiento de la Iglesia.
hoy día de Pentecostés, el Espíritu Santo viene a hacer posible el entendimiento entre las personas, a hacer realidad la fraternidad. Y el lenguaje del Espíritu es el amor y lo entiende todo el mundo. El Espíritu hace que nos entendamos las personas, por ello la división dificulta la presencia del Espíritu en nuestras vidas, aseguró monseñor Ulloa.
Nuestros dones son para el servicio de la Iglesia y de la comunidad; esos dones que recibido por la efusión del Espíritu como nos dice la lectura de San Pablo a los Corintos, son para construir son para construir unidad, aclaró.
Tenemos que aceptar que todo este tiempo de los 40 días de cuaresma y los 50 días de pascua, en el que llevamos 90 días celebrando estos tiempos fuertes de la Iglesia pero también a sido una época muy atípica; recalcó monseñor Ulloa, “hermanos cerramos el tiempo pascual más atípico de la historia de la Iglesia que nos ha tocado vivir; han sido casi más de dos meses de encierro que puede provocar el deseo de salir en estampida”.
En su homilía indicó que el Espíritu Santo nos impulsa a que volvamos a la esencialidad de la vida que es recuperar esos valores perdidos de la ética de la moralidad, de la solidaridad, de la fraternidad, de los caminos de paz, en que la corrupción merece el desprecio total, el escarnio público y la cárcel.
No podemos seguir viendo como normal e impávidos los actos de corrupción en cualquier esfera de la vida, en lo social, en los económico o en los religioso; y lo peor justificarlo porque esto es así y todo el mundo lo hace, señaló monseñor Ulloa.
Invitó a invocar la fuerza del Espíritu Santo, y a abrimos al Espíritu Santo para que sea Él, quien nos cambie el corazón y nos ayude a ser mejores.
Hoy más que nunca debemos implorar: “¡Ven, Espíritu Santo, fuerza y energía!” porque hay muchos cristianos que se encuentran cansados y no quieren recorrer el camino de Jesús, concluyo el Arzobispo de Panamá.
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