Mons Ulloa analiza impacto de nuevas políticas migratorias de EE. UU. y propone estrategias de colaboración
Fuente: ADN Celam.
Justo después de la toma de posesión, el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha venido implementado una avalancha de órdenes ejecutivas en materia migratoria que afectan directamente a países de tránsito como Panamá. Para hablar sobre la visión e impacto que traen estas medidas políticas en las relaciones bilaterales y en la situación de este país, ADN Celam contactó al presidente de la Conferencia Episcopal Panameña, José Domingo Ulloa Mendieta, quien compartió su perspectiva.
En sus primeras 24 horas en el cargo, el presidente Donald Trump lanzó una serie de órdenes ejecutivas. Estos primeros ordenamientos ejecutivos elaborados bajo el lema de su agenda «Estados Unidos Primero», buscan resquebrajar de manera enfática las políticas migratorias construidas por su antecesor, Joe Biden.
En este contexto, el también arzobispo de Panamá fue enfático en afirmar que esas políticas restrictivas de Estados Unidos traerán inestabilidad en aquellas naciones de tránsito, convirtiendo las fronteras en «represas humanas». «Es indudable que estas políticas restrictivas generan inestabilidad en los países de tránsito como Panamá, convirtiendo nuestras fronteras en represas humanas», afirmó. Destacó el compromiso de la Iglesia en ser el «Cirineo que ayuda a cargar las cruces de los migrantes», respondiendo con solidaridad cristiana.
Hacia un plan estratégico regional
El prelado subrayó que el nuevo mapa migratorio crea la necesidad de establecer un plan estratégico regional que involucre a las Iglesias particulares y a los Estados afectados, con el fin de abordar la crisis migratoria de manera integral y coordinada. «La nueva realidad migratoria exige que se establezca un plan estratégico regional con la colaboración de las Iglesias particulares y los Estados involucrados», señaló.
El impacto en la región del Darién
Al referirse a las posibles consecuencias de las nuevas políticas migratorias de Estados Unidos, Ulloa advirtió que medidas restrictivas podrían agravar la situación de los migrantes que transitan por Panamá, especialmente a través de la peligrosa región del Darién.
«Es una realidad que los países donde transitan los migrantes, como es el caso de Panamá, se verán más afectados con medidas restrictivas y fuertes, si se detiene violentamente el flujo migratorio», comentó. Añadió que, aunque estas medidas buscan frenar la migración, a menudo solo crean inestabilidad y dificultan la atención a los migrantes.
Respuesta de la Iglesia en Panamá
En cuanto a las acciones que la Iglesia en Panamá puede liderar para preparar al país ante un posible aumento en el flujo de migrantes, Ulloa destacó la importancia de sensibilizar a las autoridades y a la población sobre la necesidad de acoger a los migrantes con el corazón abierto.
«Desde nuestras estructuras parroquiales y nuestras instituciones eclesiales, continuaremos sensibilizando a las autoridades y a la población sobre la necesidad de acoger a los migrantes con el corazón abierto«, afirmó. Este esfuerzo debe complementarse con el trabajo conjunto de las diócesis de la región y el apoyo del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede.
Llamado a las autoridades y diálogo internacional
El líder religioso hizo un llamado a las autoridades panameñas y regionales para fortalecer la infraestructura humanitaria y coordinar políticas migratorias basadas en el respeto a la dignidad humana. «Hacemos un llamado a las autoridades panameñas y regionales a fortalecer la infraestructura humanitaria y coordinar políticas migratorias basadas en el respeto a la dignidad humana», expresó. Resaltó que la crisis migratoria exige una respuesta conjunta que incluya a los países de origen, tránsito y destino, y que estas acciones deben basarse en los principios de acoger, proteger, promover e integrar.
Finalmente, el prelado enfatizó la necesidad de promover un diálogo internacional que aborde el impacto de las políticas migratorias de Estados Unidos en los países de tránsito como Panamá. «La Iglesia, en su misión universal, seguirá siendo un puente de esperanza para aquellos que buscan una vida digna, insistiendo en el diálogo internacional para abordar las raíces de la migración y garantizar la protección de los más vulnerables», concluyó.
Un panorama complejo
Las declaraciones del arzobispo reflejan la preocupación de Panamá ante las recientes medidas migratorias de Estados Unidos, como la aprobación de la Ley Laken Riley, que permite la detención y deportación de inmigrantes indocumentados acusados de ciertos delitos sin necesidad de condena. Estas políticas podrían incrementar la presión migratoria en países de tránsito, subrayando la importancia de una respuesta regional coordinada y basada en principios humanitarios.