Mensaje en el día del periodista
Queridos periodistas:
En esta fecha, 13 de noviembre, en la que, en nuestro país, celebramos el Día del Periodista, quiero acercarme para saludarlos y compartir la alegría de esta jornada.
Como todos los años, éste será un motivo de festejos, agasajos, reconocimiento a la labor desarrollada y también un tiempo de recuerdo para aquellos que han entregado su vida en esta tarea.
También puede ser un momento de reflexión y análisis de las condiciones, posibilidades y dificultades que atraviesan quienes se desempeñan en esta profesión. Sé que en el tiempo presente la realidad de una opinión pública fragmentada muchas veces deposita en ustedes las más altas expectativas. Y esta tarea muchas veces conlleva presiones diversas y dilemas éticos especiales.
En este sentido, puede resultar muy iluminadora la figura de los profetas. Propongo que miremos la vida de estos hombres que, siendo portadores de la Palabra de Dios, de una verdad que estaban llamados a anunciar, debían enfrentarse con el rechazo de los poderosos de turno que no querían escuchar lo que Dios pedía a su pueblo. Ellos muchas veces, en nombre de Dios, tuvieron que denunciar injusticias sociales, corrupción, mentiras y hasta enfrentarse a los profetas de palacio que sólo decían aquello que convenía a los que detentaban el poder.
Sólo la fe en un Dios que es siempre fiel, que conoce a cada uno por su nombre y que no abandona a su pueblo, mantuvo a estos hombres en la tarea para la que habían sido llamados.
Tengo presente a tantos periodistas y comunicadores que, con entrega y pasión, dedican largas horas para completar una nota, conseguir un reportaje, cerrar la edición de un diario o cubrir una conferencia de prensa. Cuántos investigan sin descanso, en busca de una verdad que pueda aportar luz, ayudar a la sociedad a conocer una realidad que muchas veces quiere ocultarse o disfrazarse. Y también me pregunto, ¿qué los mueve a vivir esta vida sin horarios, en permanente contacto con un mundo a veces hostil y desafiante? ¿Cómo evadir la arbitrariedad o la mentira atrás de una respuesta que, saben, es dibujada? Y por otro lado, ¿cómo vencer con humildad la tentación del juicio rápido que condena con un rótulo tal vez inmerecido? Y veo allí esa entrega de servicio, la búsqueda y preocupación por el otro, por aquel que espera tus noticias o comentarios.
Agradezco a Dios por seguir llamando a hombres y mujeres para buscar y anunciar la verdad y el bien y le pido que les envíe su Espíritu de amor para ayudarlos a descubrir siempre en sus corazones a Jesús, Palabra hecha carne, Verdad y Bien por excelencia que nos plenifica y da vida.
Hoy los voy a recordar especialmente en nuestras oraciones, a sus familias y afectos más cercanos.
José Domingo Ulloa Mendieta osa
Arzobispo de Panamá
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noviembre 20, 2024