Colecta nacional a favor de los medios de comunicación católicos

Colecta nacional a favor de los medios de comunicación católicos

Por primera vez, por decisión de la Conferencia Episcopal Panameña, se realizará en todas las parroquias del país, el domingo 28 de mayo, una Colecta Nacional, a favor de los medios de comunicación católicos.

 

Los obispos panameños exhortan a los fieles a apoyar generosamente esta colecta que se realizará en todas las misas celebradas en las parroquias de las diócesis del país, a fin de ser corresponsables con los medios de comunicación católicos, que permiten a la Iglesia católica formar, afirmar y promover una opinión pública en consonancia con el derecho natural y con las doctrinas y preceptos católicos, al mismo tiempo a divulgar y desarrollar adecuadamente los acontecimientos relacionados con la vida eclesial, respetando los lenguajes y dinámicas de cada medio de comunicación y garantizando su profesionalismo.

La Jornada Mundial para las Comunicaciones fue instituida, a través del Decreto Intermirifica del Concilio Vaticano II, en 1963, donde establece la responsabilidad de los fieles de sostener y fomentar los medios de comunicación católicos; así como el orar por esta causa y reflexionar o formarse en este campo. 

Esta colecta se realiza en el contexto de la celebración de la  51ª Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales establecida en el Día de la Solemnidad de la Ascensión del Señor, en la que el Papa Francisco ha emitido su mensaje para la reflexión titulado: “No temas, que yo estoy contigo (Is. 43,5). Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos”.

En su mensaje para este año, el Papa Francisco destaca la necesidad de “romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las «malas noticias» (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración en el acontecer humano). Y a la vez advirte que no se trata de favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento, ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal, sino por el contrario, que tratemos de superar ese sentimiento de disgusto y de resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos en la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal.

Además de describir el sistema comunicativo donde reina la lógica que una noticia buena ha de causar un impacto, y donde fácilmente se hace espectáculo del drama del dolor y del misterio del mal, señala su deseo de contribuir a la búsqueda de un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones, favoreciendo una actitud activa y responsable en las personas a las cuales va dirigida la noticia. Invito a todos a ofrecer a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo narraciones marcadas por la lógica de la «buena noticia».

Agrega el Santo Padre que “La vida del hombre no es sólo una crónica aséptica de acontecimientos, sino que es historia, una historia que espera ser narrada mediante la elección de una clave interpretativa que sepa seleccionar y recoger los datos más importantes. La realidad, en sí misma, no tiene un significado unívoco. Todo depende de la mirada con la cual es percibida, del «cristal» con el que decidimos mirarla: cambiando las lentes, también la realidad se nos presenta distinta.  Entonces, ¿qué hacer para leer la realidad con «las lentes» adecuadas?”

“Para los cristianos, las lentes que nos permiten descifrar la realidad no pueden ser otras que las de la buena noticia, partiendo de la «Buena Nueva» por excelencia: el «Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios» (Mc 1,1). Con estas palabras comienza el evangelista Marcos su narración, anunciando la «buena noticia» que se refiere a Jesús, pero más que una información sobre Jesús, se trata de la buena noticia que es Jesús mismo”, recalcó.

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