En la Arquidiócesis de Panamá: Reapertura de templos católicos solo se hará si están preparados
En la Arquidiócesis de Panamá “solo abrirán los templos que estén preparados” (…) “La gente debe entender la responsabilidad que tenemos como Iglesia con la salud de todos, porque nos importa la salud espiritual y mental, pero también la física”, aseguró el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, ante los sacerdotes responsables de las vicarías en la Iglesia Arquidiocesana.
Una vicaría es el territorio que aglutina un número plural de parroquias, y están bajo la coordinación de un sacerdote responsable a quien se le conoce como vicario. En la Arquidiócesis de Panamá hay 11 vicarías, organizadas desde San Carlos –en el límite occidental de la provincia de Panamá Oeste– hasta Chepo.
El Arzobispo subrayó a los vicarios que “no podemos ponerle una camisa de fuerza a la reapertura de templos, y al reabrir debemos estar iluminados por dos elementos: lo que nos pide el Ministerio de Salud, y lo que ha señalado la Conferencia Episcopal Panameña, por todo lo demás es válida la creatividad, sin andar por la libre”.
La reunión estuvo dirigida por Monseñor Ulloa Mendieta, quien contó con la colaboración del ingeniero Eric Guerrero y el diácono César Manzanares, ambos integrantes del comité de Salud e Higiene Covid-19 de la Arquidiócesis, y quienes han sido el enlace con el Ministerio de Salud.
Ser versátiles
Monseñor Ulloa animó a los vicarios para aprovechen y hagan cosas novedosas, liberados del clericalismo. “Volver a la nueva normalidad es volver a los elementos viejos que no nos han dejado ser buenos hijos e hijas de Dios. Lo que debemos hacer es volver a la esencialidad, es decir, quitarnos lo accesorio, y volver a los esencial de la fe. Si esto no es lo que nos deja la pandemia, no hemos aprendido nada”, destacó el arzobispo.
Insistió en que cada día hay que aprender, que no podemos hacer un trabajo pastoral aislado del resto, “aprender que hay que valorar el papel de los laicos, trabajar con los laicos, sobre todo en este te tema del coronavirus porque algunos de ellos son médicos y lo conoce mejor”.
Es hora de abandonar la frase “siempre se ha hecho así”, y adquirir nuevas costumbres, más frescas y que se nos acerquen más a la gente, señaló.
Los comités Covid-19
Una de las principales indicaciones estudiadas durante la reunión con los vicarios fue la organización de los comités parroquiales de salud e higiene COVID 19. Cada parroquia designará las personas que servirán de enlace con el Estado y el Arzobispado, y serán las responsables de los informes estadísticos diarios, y el reporte de casos sospechosos detectados.
Se concluyó que en estos comités parroquiales de salud e higiene COVID 19 debe incluirse como personal de apoyo indispensable a las secretarias parroquiales, pues por la naturaleza de su trabajo, en la mayoría de los casos serán quienes atenderán las solicitudes de información del Ministerio de Salud.
Si en las comunidades religiosas hay capillas abiertas a fieles, u oficinas que atiendan público, también deben tener su comité de salud e higiene COVID 19.
Medidas de prevención
Durante la reunión se determinó que las capillas abrirán paulatinamente, empezando por las de mayor aforo. Se sugirió destinar fechas para que las comunidades de la periferia, o de capillas más pequeñas, para que asistan al templo central. Los diáconos, religiosas y Delegados de la Palabra asumirán el compromiso de celebraciones de la Palabra, debido a que se aumentará la frecuencia de las mismas.
Se mantiene la dispensa del precepto dominical, y se les sugiere a las personas de tercera edad, y aquellas que padecen enfermedades respiratorias, que no vayan a misa.
En la Arquidiócesis de Panamá por ahora no habrá bautizos, solo en casos de gravedad; los matrimonios y los funerales se deben realizar cumpliendo el aforo del 25 por ciento de la capacidad del templo, y las medidas de seguridad. Las confesiones se harán colocando un acrílico o material plástico entre el ministro y el penitente, que debe ser limpiado luego de cada confesión.
La mascarilla es de uso obligatorio para todos los que están ayudando en el templo, así como el lavado de manos cada 30 minutos. Los lectores de la Palabra durante las celebraciones deben lavarse las manos antes y después de proclamar.
También se acordaron las funciones de los voluntarios que darán su apoyo durante las celebraciones, para asegurar el ingreso seguro de los fieles al templo: uno tomará temperatura, otro aplicará el gel y vigilará que los fieles apliquen en sus zapatos el líquido desinfectante que ha de estar en una alfombra frente la puerta de ingreso, y otros indicarán los puestos que ocuparán los asistentes, para asegurar que se cumple el distanciamiento exigido por las autoridades.
La salida del templo también debe hacerse en orden, de acuerdo al lugar donde se ubicó. Los voluntarios indicarán el momento que los fieles de cada puesto pueden retirarse.
Se ha determinado que cada dos horas deben limpiarse las superficies de contacto, es decir, respaldar, reclinatorio y donde se ponen las manos. Al final de día debe hacerse la limpieza con desinfectantes. La sanitización y desinfección profunda se debe hacer cada dos semanas, según se informó.
Algo importante de lo señalado es que, en los templos con mayor afluencia, se requiere un equipo parroquial con suficiente organización para que no se formen filas muy largas para entrar. Al detectar a alguien con temperatura arriba de 37.5, se debe tomar nota del nombre y número de cédula para hacer el reporte, y no debe entrar. A la persona afiebrada se le recomendará llamar 169, consultar con la doctora R.O.S.A., o ir al centro de salud.
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