La presencia de los seminaristas: Un testimonio de que la Iglesia sigue viva

La presencia de los seminaristas: Un testimonio de que la Iglesia sigue viva

Al ritmo del repicar de la caja y el tambor, seminaristas diocesanos y de diversas congregaciones religiosas que se forman en el Seminario Mayor San José de Panamá, celebraron con fervor la solemnidad de su santo patrono, bajo el lema jubilar “Sembradores de Esperanza”. Este encuentro fraterno fortaleció su vocación y su compromiso para el servicio a las comunidades más necesitadas.

La Eucaristía solemne, celebrada en la Capilla del Seminario Mayor San José y presidida por el arzobispo José Domingo Ulloa Mendieta, el 19 de marzo, fue el momento central de la jornada. Durante su homilía, el prelado enfatizó que la presencia de los seminaristas es una señal de que la Iglesia sigue viva, de que el Espíritu Santo sigue actuando y de que Dios continúa llamando a nuevos obreros para su mies.

Monseñor Ulloa, destacó que celebrar a San José es también una oportunidad para agradecer por el don de la vocación sacerdotal, una llamada que Dios sigue haciendo a muchos jóvenes panameños. “El Seminario Mayor San José es la institución más importante de la Iglesia católica, porque es el horno donde se asa el pan, que luego se entrega como vida a cada una de nuestras comunidades parroquiales”, afirmó el arzobispo.

“Seminaristas, están llamados a ser testimonio de fe y entrega. Son la esperanza de la Iglesia y del mundo. Su alegría vocacional y compromiso con el Evangelio deben inspirar a otros jóvenes a seguir a Cristo”, exhortó el prelado.

La festividad fue un espacio de reflexión sobre el papel fundamental de los seminaristas en la Iglesia y en la sociedad. Más que una promesa de fidelidad, su vocación es un signo visible de que Dios sigue llamando a nuevos servidores.

La Iglesia católica enfrenta grandes desafíos, como el secularismo, la indiferencia religiosa y la crisis de valores. Sin embargo, Dios sigue suscitando vocaciones en medio de estos tiempos difíciles. Monseñor Ulloa, recordó a la comunidad cristiana su responsabilidad de apoyar a los seminaristas, no solo con la oración, sino también con ayuda económica.

“Como padres de familia, todos estamos llamados a brindar a la Iglesia buenos y santos sacerdotes”, enfatizó.

El seminarista Juan de Dios Urrunaga Ponce, de la Parroquia Cristo Redentor en San Miguelito, compartió su testimonio sobre el camino vocacional: “Es un caminar de muchas alegrías. A veces hay tropiezos, pero cuando uno mira a Cristo, se sostiene en Él y sigue adelante”.

Con ocho años de formación, atravesando las etapas propedéutica, filosófica y teológica, Urrunaga insistió en la importancia de vivir la vocación con autenticidad y entrega. “No seamos seminaristas por serlo, sino que debemos caminar hacia la santidad. Como decía San Juan Pablo II: ‘Joven, ¡no tengas miedo de abrir las puertas de tu corazón a Cristo!'”.

La celebración reunió a seminaristas del primer año de propedéutico de las diócesis de David, Penonomé, Chitré, Colón-Kuna Yala y la Arquidiócesis de Panamá, así como a novicios y postulantes de diversas congregaciones religiosas, entre ellas los Agustinos, Amigonianos, Mercedarios, Vicentinos y Verbitas.

Con fervor y alegría, los participantes vivieron esta jornada que fortaleció su vocación y su compromiso con la misión evangelizadora de la Iglesia, entre los que se contaban sacerdotes en la Arquidiócesis de Panamá.

 
Panamá, 19 de marzo de 2025.
Comparte

La Arquidiócesis de Panamá creada el 9 de septiembre de 1513 es la Iglesia más antigua en tierra firme y madre de las Iglesias particulares existentes hasta ahora en la república de Panamá.