La grandeza del cristiano está en lavarnos los pies, especialmente a los que sufren
El poder y la grandeza del cristiano radica en el servicio a los demás; está en lavarnos los pies los unos a los
otros y especialmente a los más necesitados, recordó el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa,
en la celebración del Jueves Santo, en la Basílica Menor Santa María la Antigua.
“Nuestro Señor Jesús al ser clavado en la cruz, nos demuestra el verdadero amor; un amor que como
verdaderos creyentes debemos expresar en los hombres y mujeres en situación de calle, en aquellos con VIH
/SIDA, en los enfermos y en especial con los migrantes”, afirmó el arzobispo Ulloa Mendieta.
Monseñor Ulloa, subrayó que “la Eucaristía sino nos lleva al amor y a descubrir que nuestra grandeza está en
servir a los demás, se queda vacía. De nada vale mucho incienso, doblar mucho las rodillas y usar tantas
mantillas en las cabezas, sino nos lleva a descubrir a Jesús en el rostro de los más pobres, esta será una
Eucaristía vacía”.
En Panamá tenemos que traspasar ese círculo vicioso que nos encierra e impide salir de la comodidad, del
egoísmo, la indiferencia por los prejuicios; si cumplimos con el mandato del amor seremos discípulos de Cristo e imitaremos al mismo Dios que por amor supo salir de sí mismo para acercarse, entregarse y permanecer por nosotros, destacó.
Al referirse a los migrantes, reiteró que es importante que los panameños creyentes deben entender, que
estos hermanos que vienen de Níger, Kenia, Venezuela y otros países de África y Suramérica, no abandonan
sus países, porque desean hacer turismo a Estados Unidos, sino que llegan, porque son expulsados de sus
países, no cuentan con las condiciones necesarias para poder vivir en dignidad. “Por esta razón, a lo interno
de la Iglesia tenemos que mirar al migrante como a un hermano, porque Jesús también fue migrante y tuvo
que huir a Egipto por la realidad que vivían”, añadió.
Al rememorar el gesto Jesús al lavar los pies a sus discípulos, , monseñor Ulloa Mendieta, lavó los pies a la
Familia Baduka, migrantes de Nigeria que están refugiados en el país; a una persona con convive con VIH/Sida del Hogar Buen Samaritano; a un habitante de calle del Centro San Juan Pablo II; a un ex empresario que perdió todo en pandemia; a la señora Ligia Rodríguez, del Departamento de Liturgia de la Arquidiócesis; a los esposos Castillo Vargas, del Movimiento Focolares; y a los esposo Lee Nelson de Matrimonios en Victoria.
Con este gesto Jesús nos propone como norma de vida imitarlo, porque no se puede separar la Eucaristía, del
deber de servir y amar al prójimo especialmente en favor de los que sufren, los necesitados, los
desfavorecidos e indefensos, es un servicio de amor, explicó.
Finalmente aprovechó para llamar la atención del pueblo panameño para que en esta Semana Mayor medite
y reflexione bien, por quien debe votar en las próximas elecciones del 5 de mayo, y anticipó que el llamado a
quienes salgan electos, para que sepan escuchar ese clamor de los más pobres y necesitados.
Finalizada la Eucaristía, salió la procesión de la Hermandad de Jesús Nazareno, por las calles del Casco
Antiguo, desde la Iglesia Nuestra Señora de la Merced, acompañada por las bandas de música Herberto López
del Colegio José Daniel Crespo de Chitré, de la Moisés Castillo Ocaña de La Chorrera y de la Policía Nacional.
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