HOMILÍA HOMENAJE A MÉDICOS CATÓLICOS – VIERNES 9 DE JULIO DEL 2021
Hoy nos congregamos entorno al altar para dar gracias a Dios por un equipo de médicos que la Arquidiócesis de Panamá ha querido honrar con la medalla Santa María la Antigua por la vivencia de los valores cristianos en el ejercicio de la medicina: las doctoras Rosario Emilia Turner Montenegro, Lourdes Moreno, Juana del Carmen Herrera Araúz y Yamilka Abad de Pascale; y los doctores Tomás Vásquez, Luis Casal, Alberto Mizrachi, Juan Pascale, Max Pinzón y Juan Francisco de la Guardia Brin.
Gracias porque con su compromiso de curar las vidas hacen presente la misión de Jesús. Quiero recordar unas reflexiones que hizo el Papa Francisco al referirse a la misión del médico, teniendo como modelo a Jesucristo. (Mensaje a miembros de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos / 22 de junio en la sala Regia del Vaticano).
Nos dice el Papa que recordemos cómo las primeras comunidades cristianas presentaban al Señor como un “médico”, “subrayando la atención constante y compasiva que Él prestaba a los que sufrían todo tipo de enfermedades”. Para Jesús, curar significa entrar en diálogo para hacer surgir el deseo del ser humano y el dulce poder del Amor de Dios, trabajando en su Hijo, porque sanar- afirmó el Pontífice- significa iniciar un viaje: un viaje de alivio, de consuelo, de reconciliación y de sanación”. Este modo especial de Jesús de “curar a las personas” a través del amor sincero no olvidaba que el ser humano es unidad de espíritu, de alma y de cuerpo.
Ustedes hacen presente ese amor misericordioso del Padre, a través de su Hijo Jesús. Cada uno han dado su aporte siendo servidores públicos y en instituciones privadas, con un gran compromiso e integridad, viviendo los valores y principios cristianos en el mundo de la salud.
La defensa de la vida, la preocupación por gestión de políticas a favor de la salud, la investigación una dimensión tan especial de la medicina, la salud mental uno rama de la medicina que vimos en la pandemia que es tan importante y necesaria quitar estereotipos para poder atendernos cuando sea necesario. Son tan amplios el campo de la medicina que es importante hacer posible que a todos y todas puedan gozar con una atención médica desde la concepción hasta su muerte natural. Gracias por lo que son y por lo que hacen.
Orar es importante
En el ambiente de la medicina y la investigación pareciese difícil poder conectarse con Dios sin embargo siempre podemos tener tiempo para Orar. Y Por qué es importante orar, sin importar la creencia que podamos tener. Porque la oración es la llave que abre nuestro corazón y nuestra alma al Espíritu Santo; a su acción transformadora en nosotros. Al orar, nos hacemos dóciles y le permitimos a Dios actuar en nuestra alma -en nuestro entendimiento y nuestra voluntad- para ir adaptando nuestro ser a Su Divina Voluntad. (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica #2825-1827)
La oración nos va descubriendo el misterio de la Voluntad de Dios. (cfr. Ef.1, 9) La oración va conformando nuestro ser a esa forma de ser y de pensar de Dios: nos va haciendo ver las cosas y los hechos como Dios los ve. Ver el mundo con los ojos de Dios.
Porqué es importante orar: Porque la oración nos va haciendo conformar nuestra vida a los planes que Dios tiene para nuestra existencia. La oración nos va haciendo cada vez más “imagen de Dios”, nos va haciendo más semejantes a Cristo.
Por eso hemos de orar para que sea Él el que se convierta en el auténtico y único protagonista de nuestra vida. Orar para no caer en la tentación, para hacernos fuerte en los momentos de debilidad, de sufrimiento y de aflicción.
Orar para alabar y agradecer a Dios por tantas gracias recibidas. Orar para ver cómo Dios se hace presente cada día en nuestra vida, para adivinar su presencia en los acontecimientos cotidianos que nos toca vivir.
Cada uno de ustedes en el ejercicio de su profesión han experimentado la presencia de Dios al atender a sus pacientes, o en el servicio médico que les ha correspondido realizar. Quizá podamos afirmar que en esta pandemia Dios se ha hecho más evidente para muchos porque en medio de la incertidumbre la fe en Él ha dado paz, fortaleza, esperanza.
También esta pandemia nos ha permitido replantearnos muchos interrogantes ¿ Por qué un servidor público hace lo que hace? ¿Por que llega a su turno a la hora y se queda las ocho horas y algunos mucho más, y a veces de pie, atendiendo a las personas? ¿Por qué, en tiempos de pandemia muchos de ustedes han estado más tiempo en el hospital, en la oficina, en el centro de salud o en las comunidades vigilando la trazabilidad? Esa llama que mantiene encendida su vocación es porque el Señor así lo ha querido. Fueron elegidos para que sean sanadores del cuerpo, del espíritu y de la mente.
Identidad del médico católico
La identidad del médico es la identidad recibida por su ministerio terapéutico, su ministerio de la vida. La Iglesia considera el servicio en la atención a los enfermos, es parte fundamental de la misión del médico. Es consciente que el mal físico aprisiona al espíritu, así como el mal del espíritu somete al cuerpo. Su vida y el ejercicio de su profesión están marcados por la dignidad de la persona humana y por tanto de la ley Moral.
Ser un médico creyente es ser custodio y servidor de la vida humana; está totalmente comprometido a defender la vida en todas sus etapas, especialmente en la etapas iniciales y terminales. El médico creyente tiene una proximidad e intimidad especial con Dios, a la vez que significa una apertura y una donación total a los demás. Esta es la identidad creyente del médico, ser la transparencia de Cristo que sana.
Ser un médico creyente implica tener una profunda vida interior y de oración, ya que el apostolado sin oración y entrega plena a Cristo se transforma en simple filantropía. Todos estamos claros que muy pocos de ustedes —si no es que ninguno— se hace millonario en el cargo. Ninguno gana el premio Nobel y poquísimos salen en las portadas de revistas elogiado por sus pares. No, la mayoría de ustedes, funcionarios de salud, hacen su trabajo porque les gusta, porque es su vocación y aunque extenuados, algún día se jubilan orgullosos de un trabajo bien hecho, y con un catálogo de memorias —unas hermosas y otras difíciles— que iluminan su vejez.
En este tiempo de pandemia, después de una gran -cantidad de horas, de desvelos, de tensiones, ¿qué les queda? Satisfacción, sano orgullo, realización personal y la seguridad de que allá en el cielo, Dios les está mirando con beneplácito porque hicieron justo lo que él espera de cada uno de nosotros: dar su vida en favor del otro.
Hermanos, muchos de nuestros problemas más graves, por ejemplo, esta pandemia que han afectado gravemente nuestra vida, puestos en las manos del Señor, se convierten, con el paso del tiempo, en fuente de bendición, incluso para nosotros mismos. Debemos confiar plenamente en que tenemos un Dios amoroso que vela siempre por nosotros y a quien no pasa desapercibido ni uno solo de los acontecimientos de nuestra vida y que, por este amor, sabe convertir todas nuestras desgracias e injusticias en una fuente enorme de bendición.
Cierto es que el momento de la cruz no es agradable para nadie, ni para el mismo Hijo de Dios, pero precisamente es por esta cruz, aceptada amorosamente, que hoy tenemos la salvación y la posibilidad cierta de ir a vivir al Cielo. Pongamos en las manos del Señor todas nuestras desventuras y, veremos transformarse éstas, en fuente de bendición.
Por eso la adversidad es una encrucijada que hace que una persona escoja uno de dos caminos: carácter o concesión. Cada vez que coge el carácter, se fortalece incluso si esta decisión produce consecuencias negativas.
Si queremos tener la perspectiva de Dios sobre la vida entonces hemos de asegurarnos del desarrollo de nuestro carácter.
¿Quieres ser médico?
“¿Quieres ser médico, hijo mío? Aspiración es ésta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia.
¿Deseas que los hombres te tengan por un Dios que alivia sus males y ahuyenta de ellos el espanto?”
¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida? Tendrás que renunciar a la vida privada; mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse de los importunos, tu puerta quedará siempre abierta a todos; a toda hora del día o de la noche vendrán a turbar tu descanso, tus placeres, tu meditación; ya no tendrás horas que dedicar a la familia, a la amistad o al estudio; ya no te pertenecerás.
Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en caso de urgencia; pero los ricos te tratarán como a esclavo encargado de remediar sus excesos.
Habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer ternera o cordero, si han de andar de tal o cual modo cuando se pasean.
Eras severo en la elección de tus amigos; buscabas la sociedad de los hombres de talento, de artistas, de almas delicadas; en adelante, no podrás desechar a los fastidiosos, a los escasos de inteligencia, a los despreciables.
El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el hombre honrado.
Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación: ten presente que te juzgarán, no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por la apariencia de tu casa, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela.
Los habrá que desconfiarán de ti si no usas barba, otros si no vienes de Asia; otros, si crees en los dioses; otros, si no crees en ellos. Te gusta la sencillez: habrás de tomar la actitud de un augur.
Serás el vertedero de sus disgustos, de sus nimias vanidades. Sientes pasión por la verdad, ya no podrás decirla. Tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal; a otros, su insignificancia, pues les molestaría.
Si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarla, el vulgo irá a charlatanes que venden la mentira que necesita. No cuentes con agradecimientos: cuando el enfermo sano, la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo ha matado.
Mientras está en peligro te trata como un dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia, ya le estorbas, y cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra.
Hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre, se desvanecerá para ti. Las verás por la mañana desgreñadas, desencajadas, desprovistas de sus bellos colores y olvidando sobre los muebles parte de sus atractivos. Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano. Ni siquiera encontrarás apoyo entre los médicos, que se hacen sorda guerra por interés o por orgullo.
Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas. Piensa mientras estás a tiempo; pero si, indiferente a la fortuna, a los placeres de la juventud; si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara que sonríe porque ya no padece, o con la paz de un moribundo a quien le ocultas la llegada de su muerte: si ansías conocer, penetrar todo lo trágico de su destino, entonces sí… ¡Hazte médico, hijo mío!”.
Los líderes aprovechan oportunidades
Por eso hoy recordamos que en toda verdadera vocación los líderes sobresalen ante las dificultades, aprovecha las oportunidades que se presentan y sacan el mejor provecho de ellas. Ven las habilidades y aptitudes de cada quien, y saben, no solo sacar el mejor provecho de ello, sino que a través de su desarrollo ponen en evidencia también lo mejor en los demás.
Un viejo dicho reza así: “Mira siempre el lado más brillante de la vida y, si no existe, entonces frota el oscuro hasta que brille.”
Esta afirmación es lo que mejor define a un líder, quien debe aprovechar cada oportunidad que tenga de demostrar su liderazgo teniendo siempre claro el objetivo que persigue, pero también una capacidad de comprender las causas de la misma, así como la solidez para tomar las decisiones.
Por eso en esta pandemia se ha visibilizado que el trabajo del personal de salud es más que la atención directa a los enfermos de COVID-19. Sus tareas también consisten en cuidar la salud de la población a través de actividades de educación, prevención y promoción; además, han realizado tareas como identificar casos, buscando sus contactos, tomando y analizando pruebas diagnósticas, entro otras actividades adicionales a su trabajo diario, tanto en clínicas y hospitales como en la comunidad.
Y a pesar de ello desde el inicio, el personal de salud ha estado como primera línea de atención, expuesto a circunstancias extremas para desempeñar su trabajo, a mayor riesgo de infección, largas jornadas laborales, enfrentando angustia, fatiga, agotamiento ocupacional, incertidumbre.
Por eso estamos convencidos que las lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 han de contribuir a redefinir las competencias del personal de salud y servirán para mejorar la capacidad de los sistemas de salud para brindar mejores condiciones laborales que permitan al personal de salud responder adecuadamente a las necesidades en salud de la población panameña.
† JOSÉ DOMINGO ULLOA MENDIETA, O.S.A.
ARZOBISPO METROPOLITANO DE PANAMÁ
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