Comunidad El Zapallal, héroes anónimos desde su pobreza atienden a los migrantes
“Los migrantes no son invasores, su contribución enriquece la humanidad, la Misericordia no deja a nadie atrás”, es el clamor del Papa Francisco. Cada día, miles de migrantes ingresan por el Tapón, en el Vicariato Apostólico de Darién, quienes huyen de su países en barcos y luego recorren a pié muchísimos kilómetros en busca de refugio.
El Zapallal es un pueblo cristiano en la zona misionera de Santa Fe, en coordinación con el P. Erick Fernández y las Hnas. Maryknoll, como héroes anónimos se han volcado a dar desde su pobreza una atención desmedida a los hermanos migrantes, transformando su Capilla de la Medalla Milagrosa, en un lugar de albergue y recepción.
El Padre Erick Fernández, comenta como buenos samaritanos con el apoyo de organizaciones católicas sirven y acompañan, diariamente a los miles de migrantes que salen de la selva del Darién, con medicinas, curan sus heridas, hospedaje donde de les permite bañarse en una ducha improvisada, les regalan ropa y disfrutan de comida caliente.
A través de la Campaña Iglesia Sin Fronteras, se ha hecho posible la generosidad de los feligreses, “quienes han brindado agua, alimentos, ropa y kit de aseo, a estos hermanos favoritos de Dios que llegan a los campamentos de Darién, explicó el P. Fernández.
De acuerdo con Kathia Díaz, de la Pastoral Social Cáritas, la sinodalidad se ha manifestado con acciones concretas dirigidas a acompañar a estos hermanos migrantes que están en busca de mejores condiciones de vida, donde el objetivo es prevenir situaciones en conjunto con las parroquias y organizaciones católicas brindando asistencia humanitaria durante su travesía desde la selva del topón del Darién, por nuestro país hasta llegar a Costa Rica.
Rafael Lara, coordinador de la Red Franciscana para Migrantes en Panamá, comenta “hacemos lo posible para dar respuestas a las necesidades a estos hermanos en Cristo que atraviesan Centroamérica y México para llegar a EE.UU”.
Al inicio del paro nacional, fue difícil el traslado de los migrantes, lo que provocó un gran hacinamiento en algunas comunidades, pero a través de las organizaciones Católicas y del Servicio Nacional de Fronteras, fue posible movilizar en siete buses a unos 500 hermanos desplazados, desde la Estación de Recepción de Migrantes en San Vicente, Darién, hasta la comunidad Los Planes de Gualaca, Chiriquí, dijo Lara, y fue claro al pedir que los traslados se desarrollen de manera segura, ordenada y digna.
Se parte de esta asistencia humanitaria, donando alimentos secos, medicamentos, chancletas tallas grandes (38, 39,40,43,45); en las oficina de Pastoral Social Cáritas Panamá en el Arzobispado, en el Hogar Luisa, Fe y Alegría o en la parroquia Santuario Nacional y la Parroquia Ntra. Sra. Guadalupe, calle 50.
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