Arzobispo Ulloa lavó los pies a migrantes y excluidos en la Misa del Jueves Santo

En una noche marcada por el signo del servicio, el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, O.S.A., presidió la Misa de la Cena del Señor, el jueves 17 de abril, en la que realizó el tradicional Lavatorio de los pies, siguiendo el ejemplo de Jesús durante la Última Cena, cuando, sabiendo que sería traicionado, se arrodilló ante sus discípulos para lavarles los pies como un acto de amor, entrega y humildad.
Este año, monseñor Ulloa lavó los pies a migrantes extracontinentales, habitantes de calle, una pareja del Movimiento Familiar Cristiano y jóvenes de la Pastoral Juvenil, como un gesto de fraternidad y unidad, recordando que todos somos hermanos y estamos llamados a vivir en paz, sin exclusiones.
Durante su homilía, el arzobispo Ulloa afirmó que el lavatorio “es un gesto sencillo y humilde que nos recuerda que el verdadero liderazgo se encuentra en el servicio, en el amor que se manifiesta con acciones concretas de humildad y entrega”. Añadió que este acto cobra mayor fuerza cuando se realiza con personas marginadas o excluidas por la sociedad, por sus familias e incluso por la propia Iglesia.
“El lavatorio de los pies no es solo un gesto bonito, sino expresión de entrega y amor verdadero”, subrayó monseñor Ulloa, quien además invitó a los fieles a reflexionar: “¿Cómo servimos a los demás en nuestra vida cotidiana? ¿Estamos dispuestos a salir de nuestra zona de confort para tender la mano al necesitado? ¿Nos acercamos con humildad y amor a quienes sufren?”
El arzobispo de Panamá hizo un llamado a renovar el corazón, a perdonar, sanar y amar. “Aunque el mundo nos mire con desprecio, el Señor nos mira con compasión”, recalcó, exhortando a ser presencia viva de Cristo en nuestras familias, trabajos y comunidades.
El Jueves Santo también conmemora la institución de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal, pilares de la vida de la Iglesia. En su mensaje final, monseñor Ulloa recordó que la Última Cena es “el momento culminante del misterio sagrado donde el amor de Dios se hace palpable a través de la Eucaristía, presencia viva y real de Cristo entre nosotros”.
Añadió que, al recibirla, no solo somos alimentados espiritualmente, sino enviados a la misión: “En momentos de sufrimiento y dificultad, la Eucaristía es refugio, fortaleza y esperanza”.
Tras la celebración litúrgica en la Catedral Basílica Santa María la Antigua, el arzobispo Ulloa continuó haciendo la peregrinación de las siete iglesias, visitando diversos templos de la Arquidiócesis: San Juan Bosco (Pedregal), San Antonio de Padua (Tocumen), Nuestra Señora de Guadalupe (Las Acacias), María, Madre de Dios (Don Bosco), San Juan Apóstol y Evangelista (Brisas del Golf) y culminando en Santo Cristo de Esquipulas (Villa Lucre).
Como es tradición en Panamá, miles de fieles participaron en la visita a las Siete Iglesias, un acto de fe y devoción que une oración y peregrinación, para visitar a Jesús Sacramentado en los monumentos que se realizan en las parroquias.
Panamá, 17 de abril de 2025.
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