La Iglesia está presente donde la pobreza duele, Monseñor Ulloa

En el Comedor Solidario Santa María del Camino, ubicado en Ciudad Radial, la Arquidiócesis de Panamá celebró de forma anticipada la IX Jornada Mundial de los Pobres, el domingo 9 de noviembre. La misa fue presidida por el arzobispo, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, quien hizo un fuerte llamado a la comunidad cristiana a vivir la fe desde la misericordia, la ternura y la justicia social.
Si como cristianos cerramos los ojos ante quienes claman desde las calles, hospitales, cárceles o albergues, no podemos decir que conocemos a Cristo”, afirmó el arzobispo. “La fe no se mide por las palabras, sino por la capacidad de amar y hacernos prójimo”, recalcó.
Durante su homilía, monseñor Ulloa recordó que Jesús se identifica con los pobres y que la verdadera fe no se queda en los templos, sino que se expresa en la calle, en el bolsillo abierto, en la solidaridad concreta. Si la fe no toca el bolsillo, no incomoda y no nos hace salir, no es fe, advirtió.
También destacó que la Iglesia en Panamá alimenta, cura, educa, acoge y transforma, gracias al compromiso de cientos de voluntarios y benefactores que sostienen más de 73 obras de misericordia. La Iglesia sigue estando presente donde la pobreza duele y donde solo el amor puede levantar, expresó.
Entre las obras de misericordia en la Arquidiócesis se mencionaron:
• Fundación Senderos: brinda alimentos a más de 850 personas en Kuna Nega, Pacora, Las Garzas, Curundú y Santa Ana. Cuenta con dos albergues transitorios (85 camas) y pronto abrirá un comedor para pacientes de bajos recursos en el Instituto Oncológico.
• Comedor Solidario: ha servido más de dos millones de platos de comida caliente en cinco años.
• Casa de Día Rosario Salinero de Gago: abrirá en 2026 en Ciudad Radial, para atención a adultos mayores.
Monseñor Ulloa advirtió hasta el mes de septiembre, más de 800 personas viven en situación de calle entre los 26 corregimientos de la ciudad capital y muchas más sobreviven entre la indigencia, la soledad, las adicciones y el abandono.

que más de 800 personas viven en situación de calle en la ciudad capital, mientras muchas otras enfrentan soledad, adicciones, abandono o pobreza extrema, incluso en medio de la modernidad urbana. Detrás de esos rascacielos conviven el Panamá, la pobreza extrema en los pueblos originarios, los pobres silenciosos del campo, aquellos marginados entre los barrios populares, que no debemos ignorar”, insistió.
Inspirado en el Papa Francisco, reiteró que “la caridad no puede ser una limosna que humille, sino un amor que dignifica”, y recordó que el rol de la Iglesia no es solo asistir, sino transformar corazones y estructuras. “Nuestro compromiso como Iglesia es sembrar esperanza en los corazones rotos. Cada gesto de ternura, palabra de consuelo y sonrisa compartida es un pequeño milagro”.
Finalmente, hizo un llamado a construir una Iglesia pobre para los pobres, que abrace, acompañe y se deje evangelizar por quienes sufren. “La misión de la Iglesia no es solo ayudar, sino caminar con el pueblo, compartir su carga y anunciar que el amor de Dios transforma todas las heridas”, concluyó.
Panamá, 9 de noviembre de 2025.
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