Cientos de adolescentes peregrinan bajo la lluvia y celebran su Jubileo en la Basílica Don Bosco

Cientos de adolescentes peregrinan bajo la lluvia y celebran su Jubileo en la Basílica Don Bosco

Con cantos, oraciones y una alegría que desafiaba la lluvia, cientos de adolescentes de la Arquidiócesis de Panamá peregrinaron este domingo 7 de sepiembre de 2025 junto al arzobispo metropolitano, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, O.S.A., hacia la Basílica Menor Don Bosco, para vivir con fervor el Jubileo de los Adolescentes. La caminata, que se convirtió en una verdadera fiesta de fe juvenil, fue signo visible de que la Iglesia está viva y que los jóvenes son su esperanza más luminosa.

La celebración se realizó en comunión con un acontecimiento histórico de la Iglesia universal: la canonización en Roma, por el Papa León XIV, de San Carlo Acutis y San Pier Giorgio Frassati, dos jóvenes que con su testimonio de vida muestran que la santidad no tiene edad ni condición. Mons. Ulloa recordó que Carlo, apasionado por la Eucaristía y las nuevas tecnologías, “nos enseña que se puede ser santo en jeans y zapatillas, con un celular en la mano pero con el corazón en Cristo”, y que Pier Giorgio, “el joven de las Bienaventuranzas”, enseñó con su vida que el servicio a los pobres y la fidelidad al Evangelio son camino seguro hacia Dios. Asimismo, evocó la figura de San José Sánchez del Río, “Joselito”, el adolescente mártir mexicano, como otro faro de fe y valentía para las nuevas generaciones.

Los adolescentes: esperanza de la Iglesia y del mundo
Mons. Ulloa afirmó con convicción que los adolescentes no son una carga, sino un don de Dios y esperanza viva para la Iglesia y el mundo. “En sus corazones laten sueños, preguntas y búsquedas que la Iglesia necesita para renovarse. Ustedes tienen la capacidad de soñar, de apasionarse y de crear; y esa energía, puesta al servicio del bien, puede transformar la sociedad”, expresó el arzobispo, animándolos a no avergonzarse de su fe y a vivir con alegría el llamado a la santidad.

Recordando las palabras de san Pablo a Timoteo —“Que nadie te menosprecie por tu juventud”—, Mons. Ulloa exhortó a los adolescentes a ser ejemplo con su palabra, su conducta, su amor, su fe y su pureza. “Ustedes son el ‘ahora de Dios’, no solo el futuro. El mundo necesita hoy su alegría, su frescura y su valentía para mostrar que el Evangelio no es un ideal lejano, sino una fuerza que ilumina la vida cotidiana”, agregó.

La realidad de la adolescencia panameña
En su mensaje, el arzobispo Ulloa no esquivó los retos que enfrenta la juventud en Panamá. Señaló que 1 de cada 3 adolescentes está en riesgo de abandonar la escuela, que apenas la mitad de los jóvenes entre 15 y 17 años culmina la educación media y que más de 119 mil jóvenes entre 15 y 24 años no estudian ni trabajan, lo que limita gravemente sus oportunidades de desarrollo. También denunció la preocupante cifra de 21 embarazos adolescentes por día registrados en los últimos años, que marcan realidades de vulnerabilidad y dolor.

Mons. Ulloa recordó que estas cifras no son números fríos, sino que tienen rostro humano. “Los adolescentes más vulnerables tienen un nombre y una historia concreta. Son los adolescentes con discapacidad que enfrentan barreras para acceder a una educación inclusiva y servicios adecuados de salud. Son los adolescentes indígenas que siguen siendo discriminados y excluidos de procesos que afectan a sus comunidades. Son los adolescentes afrodescendientes que cargan con el peso del estigma y la falta de oportunidades. Ellos son el rostro vivo de Cristo sufriente y la Iglesia no puede permanecer indiferente”, afirmó con fuerza.

Un llamado a la Iglesia y al Estado
El Jubileo de los Adolescentes fue ocasión para que el arzobispo reafirmara el compromiso pastoral de la Iglesia de ofrecer espacios de encuentro, escucha y formación que fortalezcan la fe y dignidad de los jóvenes. Pero al mismo tiempo, hizo un llamado urgente a las instituciones del Estado y a toda la sociedad a asumir su responsabilidad en la generación de oportunidades de desarrollo integral —espiritual, educativo, social y cultural— que permitan a los adolescentes crecer como ciudadanos plenos y como protagonistas de la transformación del país.
“El desafío es grande, pero los adolescentes nos muestran cada día que tienen la creatividad, la pasión y la fuerza para cambiar la historia. La Iglesia y el Estado deben caminar juntos para garantizarles un presente y un futuro con esperanza, justicia y dignidad”, subrayó Mons. Ulloa.
Señaló con vehemencia que a los jóvenes y al pueblo le han robado los diversos gobiernos sin embargo jamás podrán robarle la esperanza de construir un país o un mundo mejor.

Una Iglesia joven y viva
El Jubileo culminó con la alegría de cientos de adolescentes que, bajo la lluvia y con la fuerza de su fe, demostraron que son capaces de levantar la mirada y ser semilla de esperanza en medio de un mundo herido. La peregrinación hacia la Basílica Don Bosco, el encuentro festivo en torno a la Eucaristía y la proclamación de santos jóvenes como Carlo Acutis, Pier Giorgio Frassati y Joselito Sánchez del Río, confirmaron que la Iglesia es joven y está llamada a caminar de la mano de los adolescentes.

“Que nadie les quite la alegría ni la esperanza. Ustedes son el rostro joven de Cristo y la fuerza renovadora de nuestra Iglesia”, concluyó Mons. Ulloa, encomendando a los adolescentes a la intercesión de Santa María de la Antigua, patrona de Panamá.

Panamá, 7 de septiembre de 2025.


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