No hagamos de las exequias un acto social, hay que vivirlas con fe y esperanza cristiana

No hagamos de las exequias un acto social, hay que vivirlas con fe y esperanza cristiana

En un ambiente marcado por la fe y un espíritu de esperanza, el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, celebró la Santa Eucaristía del Día de los Fieles Difuntos, este 2 de noviembre, en la que bendijo las nuevas Criptas de la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes.

Durante la celebración, monseñor Ulloa exhortó a los fieles a recuperar el sentido cristiano de las exequias y la sepultura, evitando convertirlas en actos sociales, y a vivir este día desde la fe y la esperanza en la Resurrección.
“No asistamos a los campos santos solo a llevar flores y a llorar, sino a esperar; no a lamentarnos, sino a confiar. Levantemos la mirada a Jesucristo, porque en Él está la certeza de la Resurrección que transforma las tumbas en cunas de vida nueva”, recalcó monseñor Ulloa.

El arzobispo Ulloa invitó a recuperar la liturgia de los ritos exequiales, recordando que con frecuencia se han convertido actos sociales. “No debemos dramatizar ni querer complacer a la persona después de muerta, eso hay que hacerlo en vida. Hay que respetar la ceremonia de despedida y vivirla con fe”, subrayó.

Asimismo, pidió a los panameños no complicar la vida de sus familias con solicitudes o exigencias para los funerales, y a vivir con sencillez y esperanza este momento de despedida. Advirtió que “después de muerto, nadie se manda”.
Monseñor Ulloa recordó que dar sepultura a los difuntos es una obra de misericordia y un acto de fe, porque el cuerpo ha sido templo del Espíritu Santo, alimentado con la Eucaristía y ungido en la enfermedad. Por ello, exhortó a que los restos descansen en un lugar bendecido, como un cementerio, columbario o cripta, y no en casa.

“Guardar las cenizas en casa, aunque sea con cariño, hace que se borre el sentido del misterio de la muerte. En cambio, llevarlas a un lugar sagrado mantiene viva la fe, el respeto y la esperanza”, advirtió, tras agregar que estos lugares son como un “semillero de eternidad”, donde el amor y la fe se hacen custodios de quienes han partido.

Además, monseñor Ulloa animó a que este día sea una ocasión de encuentro familiar, en torno a la mesa, para celebrar la vida de los seres queridos y hacer memoria agradecida de sus enseñanzas.

Concluyó recordando que la oración y las obras de caridad son el mejor regalo por los difuntos, pues “esas sí llegan al cielo en su nombre”.

Panamá, 2 de noviembre de 2025.


 

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