Gratitud a enfermeras y enfermeros por su entrega incondicional

En ocasión de celebrarse el Día Internacional de la Enfermera, este lunes 12 de mayo, en la Eucaristía celebrada en la Catedral Basílica Santa María la Antigua, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta resaltó en su homilía la labor de los profesionales de la enfermería a nivel mundial, desempeñada con total entrega, sacrificio, ciencia, paciencia, amor y vocación.
El Arzobispo de Panamá expresó su total gratitud hacia estos hermanos y hermanas, a la vez que reconoció que el cuidado de los enfermos no es solo una profesión, sino también una vocación santa y necesaria, una extensión del corazón misericordioso de Cristo en medio de la humanidad herida.
En medio de su mensaje, destacó el esfuerzo de todos aquellos que, sin importar la hora, el día ni las circunstancias, se entregan por entero al cuidado de los enfermos, por eso, son una gran bendición para nuestro país.
Monseñor Ulloa recordó que Jesús, el Buen Samaritano, en el Evangelio de Mateo, resalta una de las obras corporales de misericordia: “Estuve enfermo y me visitaste”, y en ella está contenida una promesa y una revelación: “Cada vez que alguien se inclina con ternura ante un enfermo, es a Jesús a quien le sirves”.
Los enfermeros y las enfermeras son semejantes al Buen Samaritano de la parábola: aquel que se detiene, toca, cura y alivia con gestos sencillos, silenciosos y a veces agotadores, pero profundamente humanos. La vocación de enfermera es una vocación de presencia, de escucha y de resistencia amorosa ante el sufrimiento.
Exaltó la figura de la Virgen María como “el rostro mariano de la enfermería”, ya que estuvo firme al pie de la cruz acompañando a su Hijo en el sufrimiento y fue “enfermera del alma” para los discípulos en los días de miedo después de la Pasión.
Al final, antes de la bendición, les exhortó a seguir sanando con amor, a seguir siendo instrumento de la compasión del Señor, y hombres y mujeres de fe, esperanza, paciencia y caridad.
Panamá, 12 de mayo de 2025.