El diácono permanente es puente entre el altar y la vida, afirmó Mons. Ulloa

En el marco de la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción, la Arquidiócesis de Panamá vivió con gran alegría la ordenación diaconal permanente de cuatro nuevos servidores para la Iglesia: un ingeniero industrial, un médico, un licenciado en edificación y un asistente administrativo.
La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, el sábado 16 de agosto, en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, en Carrasquilla, donde los fieles, llenos de júbilo y gratitud, fueron testigos de la ordenación de Adolfo Aparicio, Darío Batista, Jorge Valdés y Sergio González. Mediante la imposición de manos y la oración consagratoria, los nuevos diáconos fueron incorporados al ministerio de servicio dentro de la Iglesia, sin abandonar su vida familiar ni profesional.
Durante su homilía, monseñor Ulloa, subrayó que “sin el Espíritu Santo, el diaconado corre el riesgo de volverse una simple tarea administrativa; pero con Él, se convierte en un canal de gracia y sabiduría”. Resaltó, también que la diversidad de profesiones de los nuevos diáconos evidencia que este ministerio no está desligado de la vida cotidiana, sino que se nutre de ella. “La experiencia laboral se convierte en misión eclesial y sus manos, acostumbradas al trabajo diario, ahora estarán consagradas para servir en nombre de Cristo”, añadió.
El arzobispo aclaró, que el diaconado permanente no sustituye el sacramento del matrimonio, sino que lo ilumina. Tanto así, agregó, que “si en algún momento interfiere con el matrimonio, es señal de que el discernimiento no se hizo adecuadamente. Y si se tuviera que elegir entre ambos, se debe optar por el matrimonio”, enfatizó.
Una vocación que involucra a toda la familia
Monseñor Ulloa, agradeció de manera especial a las familias de los nuevos diáconos, al expresarles que “ustedes no llegan solos a este ministerio, sino rodeados del amor, la fe y el apoyo de sus seres queridos”. A las esposas e hijos agradeció el apoyo, la inspiración y la escuela de amor que son. La Iglesia los abraza y reconoce que este ministerio se alimenta de la vida familiar que han construido juntos.
Exhortó, además a los nuevos diáconos a buscar siempre a la Virgen María, porque “en Ella encontrarán ternura, fortaleza y prontitud para servir. Su grandeza no estará en los aplausos, sino en hacerse servidores humildes y silenciosos”.
Les advirtió también sobre el riesgo del clericalismo, “no permitan que el mismo se cuele en su vida matrimonial ni en su servicio. Aseguró, que el diácono nació para servir, levantar al caído, vivir con sencillez y transparencia, su ornamento es la caridad, su vestidura la entrega y su insignia la sonrisa del que sirve con alegría”.
Finalmente, recordó que el diácono es puente entre el altar y la vida cotidiana, en este sentido, aclaró que “para ser puente no hay que elevarse, sino estar a la altura de los demás; nunca se conviertan en un muro que divide”.
El rostro del diaconado permanente en Panamá
El diácono César Manzanares, uno de los responsables del Diaconado Permanente en la Arquidiócesis, celebró la incorporación de estos cuatro nuevos diáconos, pertenecientes a la zona territorial Santa María la Antigua. Actualmente, la Arquidiócesis cuenta con 55 diáconos permanentes activos, unos 20 candidatos en etapa final de formación y casi 50 aspirantes en procesos iniciales.
“El diaconado permanente tiene un futuro esperanzador en nuestra Arquidiócesis”, afirmó Manzanares, invitando a la comunidad a orar por nuevas vocaciones. Animó, especialmente a los matrimonios a discernir este camino, porque el Señor nunca abandona y la Iglesia necesita hombres dispuestos a llevar la Palabra a esos lugares apartados donde el sacerdote no puede llegar.
Los recién ordenados completaron un proceso que incluyó un año propedéutico, estudios teológicos en la Universidad Católica Santa María la Antigua (USMA) y prácticas pastorales en cárceles, hospitales, comunidades rurales y urbanas, todo ello acompañado por su vida familiar y comunitaria.
Testimonio de vida y vocación
El Dr. Jorge Ramón Valdés Ríos, uno de los nuevos diáconos, señaló que su vocación nació en el ejercicio de su profesión, “a través de mis pacientes. Al discernir, el corazón comienza a transformarse, esta vocación se alimenta de la oración, del apoyo de la familia y de la guía de nuestra Madre María”.
Su esposa, Digna Escudero de Valdés, reconoció que al principio no estaba convencida, “pero con el tiempo entendí que era una vocación auténtica y me ayudó a acercarme más a la Iglesia. Ver su entrega, salir de casa aun bajo lluvia o cansancio, y cómo ha crecido nuestra fe como familia, me convenció de que esto venía de Dios”.
Con 43 años de matrimonio, ambos coincidieron en que este proceso ha fortalecido su unión familiar y animan a otros matrimonios a abrirse a la posibilidad de servir juntos en la Iglesia.
Los nuevos diáconos prestarán su servicio pastoral en diversas parroquias de la Arquidiócesis, en especial en hospitales, cárceles, escuelas, comunidades rurales, zonas de misión sin sacerdotes, así como en la atención a migrantes, matrimonios en crisis, jóvenes con adicciones y adultos mayores en situación de abandono.
La ceremonia contó con la presencia del vicario general, P. Carlos Mejía; el vicario de pastoral, P. Efraín De León; el vicario del clero, P. Santiago Benítez; el párroco de Nuestra Señora de Lourdes y vicario territorial de la zona Santa María la Antigua, P. Alejandro Goulborne; además de fieles de múltiples comunidades.
Panamá, 16 de agosto de 2025.
Revive la transmisión de la ordenación diaconal
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