Con entusiasmo y oración ferviente, los adultos mayores celebraron su Jubileo en histórico templo de Santa Ana

En un ambiente de alegría y fuerza, abuelos y adultos mayores, se congregaron en el histórico parque de Santa Ana para celebrar el Jubileo de los Abuelos y Adultos Mayores, con motivo de la festividad de sus santos patronos, San Joaquín y Santa Ana, el sábado 26 de julio.
La solemne celebración fue presidida por el arzobispo metropolitano de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, junto al párroco Anel Sánchez. Inició la Jornada con el rezo del Santo Rosario, seguido en una sola voz por los participantes, para posteriormente encender una vela y oración en memoria agradecida de los abuelos y adultos mayores que ya han partido a la casa del Padre.
Un signo de profundo recogimiento, realizaron los familiares y fieles al peregrinar alrededor del Parque de Santa Ana, elevando cantos y oraciones para entrar a la puerta jubilar donde le esperaban monseñor Ulloa y el padre Anel Sánchez para asperjarlos con agua bendita.
Durante la Eucaristía Jubilar, el arzobispo Ulloa hizo un llamado a las comunidades parroquiales a convertirse en verdaderos “hospitales de cercanía” para los ancianos, donde ningún adulto mayor se sienta excluido ni olvidado. Recalcó que todas las parroquias deben ser espacios de encuentro intergeneracional, donde los abuelos sean escuchados, honrados y acompañados.
“Los abuelos no solo nos transmiten historia, nos dan raíces. Ellos son la primera catequesis para muchos niños; el signo de la cruz trazado en la frente, la primera oración aprendida de labios de una abuela, o el ejemplo de un abuelo arrodillado ante el Santísimo”, expresó con emoción monseñor Ulloa.
Destacó también el rol de los adultos mayores como puentes de reconciliación en tiempos de crisis y división, afirmando que su experiencia de vida es una fuente invaluable de sabiduría para la construcción de la paz.
El arzobispo subrayó que servir a los ancianos es servir a la historia viva de la Iglesia y de la nación. “Los ancianos del barrio de Santa Ana son bibliotecas vivientes, guardianes de la memoria de un pueblo que ha mantenido su fe y dignidad en medio de los cambios sociales”.
Desde la fe cristiana, afirmó, la vida del anciano es como el vino añejo del Evangelio: más sabio y valioso con los años. Recordó que el matrimonio de San Joaquín y Santa Ana es modelo de fidelidad y esperanza, ya que, pese a la prueba de la esterilidad, recibieron la gracia de ser los padres de la Virgen María, la Llena de Gracia. “Esa herida que parecía cerrarse se abrió a la esperanza. Una historia que se refleja en la vida de muchos abuelos y abuelas de nuestros pueblos, y muy especialmente en este barrio popular, corazón de la ciudad”.
“Celebrar esta fiesta no debe quedarse en palabras bonitas ni en un homenaje superficial. Es un compromiso pastoral y social”, exhortó el arzobispo. “Visitar a un anciano, escucharle, cuidarle y orar con él, es también una forma de encontrarse con Dios”.
Reafirmó que el servicio a los ancianos no es una obra secundaria, sino un acto de fe, justicia y amor concreto. Este llamado resuena con fuerza en Santa Ana, donde conviven los ecos de la antigua ciudad con los desafíos de la vida moderna, y donde muchos mayores enfrentan soledad, precariedad y enfermedades en hogares que han visto pasar generaciones.
“El barrio de Santa Ana no es solo un punto en el mapa. Es una escuela de fe, un símbolo de identidad, resistencia y memoria. Cada calle conserva los rezos y procesiones de los abuelos que forjaron nuestra cultura religiosa desde los patios y balcones”, afirmó monseñor Ulloa.
La eucaristía fue concelebrada por el P. Alfredo Padre Alfredo Uzcátegui, vicario parroquial; el P. Mario Geremias, responsable de los Misioneros Scalabrinianos en Panamá; y Fray Javier Alpiza, párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen en Pasadena. Al finalizar, el párroco Anel Sánchez elevó una sentida oración a los santos patronos, pidiendo su intercesión para que continúen guiando a las familias con su sabiduría y amor fiel.
La celebración culminó con una emotiva tamborera ofrecida por la Banda del Servicio de Protección Institucional (SPI) en honor a los santos patronos. Luego, las imágenes de Santa Ana y San Joaquín salieron en procesión por las calles del barrio, en un encuentro jubiloso con sus fieles devotos, testimonio vivo de la fe que no envejece.
Panamá, 26 de julio de 2025
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