Afirma el Arzobispo Ulloa “Panamá resucitará cuando se remuevan las piedras que impiden la justicia, la verdad y la solidaridad”

NOTA DE PRENSA
Con un mensaje lleno de esperanza, pero profundamente consciente de la realidad nacional, el arzobispo metropolitano de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, presidió la Misa del Domingo de Resurrección, este domingo 20 de abril, en la Catedral Basílica Santa María la Antigua, desde donde hizo un llamado enérgico a todo el país a renacer espiritualmente, socialmente y moralmente, inspirados en la victoria de Cristo sobre la muerte.
En su homilía, monseñor Ulloa recordó que la Pascua no es una celebración simbólica o de nostalgia religiosa, sino un acontecimiento actual que interpela el corazón y la conciencia de cada persona y de la sociedad. “Panamá es un país cristiano, pero no basta con afirmarlo. Tenemos que vivir como tal”, expresó con firmeza, exhortando a una fe coherente con los desafíos del presente.
El arzobispo Ulloa advirtió que, al igual que en la mañana de Pascua cuando la piedra fue removida del sepulcro, Panamá necesita también remover muchas piedras que obstaculizan su desarrollo humano integral. No se trata solamente de problemas externos, sino de actitudes internas, estructuras injustas y decisiones pospuestas que han provocado el estancamiento de la nación.
Entre esas “piedras” que impiden la resurrección del país, destacó con claridad la corrupción; el egoísmo, que antepone intereses particulares al bien común; y la indiferencia. También advirtió sobre…
Monseñor Ulloa fue más allá, señalando que hay otras piedras más silenciosas, pero igualmente destructivas: el miedo al cambio y la apatía ciudadana. En sus palabras: “Panamá resucitará cuando seamos capaces de arrancar estas piedras desde dentro, desde nuestras decisiones personales, desde nuestros hogares, comunidades”.
El arzobispo Ulloa recordó que el amor cristiano no es un concepto abstracto, sino una fuerza transformadora que debe expresarse en actos concretos. “La Pascua comienza en lo cotidiano”, afirmó. “En el respeto al otro, en la honestidad en el trabajo, en la búsqueda del bien común, en la defensa de nuestra soberanía y de nuestra identidad nacional”.
En ese sentido, advirtió sobre los signos de muerte que aún hieren la dignidad de muchos panameños: la exclusión de los más vulnerables, la violencia creciente, el debilitamiento de los lazos familiares, la precariedad educativa, la explotación de la tierra y la falta de oportunidades para los jóvenes. Frente a ello, la Resurrección se presenta como un camino y una promesa. “No todo está perdido. La tumba está vacía. Cristo ha resucitado. Y con Él, también Panamá puede levantarse”, proclamó el arzobispo.
Concluyó monseñor Ulloa: “Si vivimos como resucitados, entonces Panamá también resucitará con Cristo: en la justicia, en la paz, en la dignidad de cada uno de sus hijos”.
Panamá, 20 de abril de 2025.
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