La Misa Crismal expresa la unidad profunda y la misión viva de la Iglesia

La Iglesia Arquidiocesana de Panamá celebró este martes 15 de abril, una de las liturgias más significativas del calendario cristiano: la Misa Crismal, presidida por el Arzobispo Metropolitano, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, O.S.A. Esta celebración expresa visiblemente la unidad del presbiterio con su obispo, y renueva el compromiso de toda la Iglesia con su misión evangelizadora.
En el marco de la Catedral Basílica Santa María de la Antigua, el arzobispo Ulloa consagró el Santo Crisma y bendijo los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, que serán usados a lo largo del año en la administración de los sacramentos.
Uno de los momentos más significativos fue la renovación de las promesas sacerdotales por parte del clero arquidiocesano, reafirmando su fidelidad a Cristo, a la Iglesia y al servicio del Pueblo de Dios. Antes de la Misa, los sacerdotes peregrinaron desde las ruinas del antiguo Convento de Santo Domingo de Guzmán —donde se encuentra el histórico Arco Chato— hasta la Catedral, acompañados por fieles y religiosos, como signo de comunión y caminata sinodal.
A tempranas horas de la mañana fieles participaron de la jornada de confesiones en la Plaza Catedral, preparándose espiritualmente para recibir la indulgencia plenaria concedida en el contexto de esta celebración jubilar.
En su homilía, monseñor Ulloa exhortó al clero a reavivar el espíritu profético del ministerio sacerdotal, siguiendo los ejes fundamentales de la misión de Jesús proclamados en la sinagoga de Nazaret: evangelizar a los pobres, liberar a los oprimidos, sanar a los enfermos, anunciar el año de gracia del Señor. Subrayó que la autoridad moral y la credibilidad de la Iglesia nacen del testimonio fiel, cercano y compasivo, especialmente con los más vulnerables.
“El gran desafío para la Iglesia sigue siendo caminar con los pobres”, afirmó el arzobispo, al tiempo que invitó a asumir como guía de acción verbos como cuidar, proteger, guardar, encontrar y animar la vida en medio de la esterilidad de nuestro tiempo.
Durante la celebración se bendijeron los tres óleos sagrados: de los catecúmenos, que fortalece espiritualmente a quienes se preparan para el Bautismo, de los enfermos, que brinda consuelo y fortaleza en medio del dolor; y el Santo Crisma, perfumado y consagrado solemnemente, que se utiliza en los sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sagrado y en la dedicación de altares e iglesias.
Este año, el Santo Crisma fue preparado con una mezcla de aceite de oliva, bergamota, jazmín y esencias marinas, sin lograr incluir —por razones de disponibilidad— las esencias de pétalos de rosa ni de nardo. Por su parte, los óleos de catecúmenos y de enfermos fueron elaborados únicamente con aceite de oliva.
La Misa Crismal se convierte, así, en una expresión viva de la comunión eclesial, del servicio sacerdotal y de la esperanza que se derrama sobre el pueblo de Dios a través de los sacramentos y del testimonio de una Iglesia en salida, misionera, misericordiosa y profundamente humana.
Monseñor Ulloa, junto a unos sacerdotes, colocaron en la Cripta de la Catedral las cenizas del Padre Sean Thomas Rooney, quien entregó con mucho celo pastoral su vida sacerdotal, siendo un misionero innato que vino de Irlanda hasta Panamá a servir a la Iglesia en este país.
Panamá, 16 de abril de 2025.
Quizás te interese

Cientos de fieles acompañaron a Jesús Nazareno
abril 19, 2025