Homilía Festividad de Don Bosco Mons. Jose Domingo Ulloa Mendieta osa Basílica Menor Don Bosco
31 de enero 2024
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, miembros de la familia salesiana y devotos de San Juan Bosco:
Nuevamente nos encontramos en esta celebración, que nos llena de gran alegría, como es la fiesta de San Juan Bosco, el Padre y Maestro de la Juventud, pero este año en un tiempo muy especial, porque estamos en este año Santo Jubilar, que nos anima a ser “Peregrinos de esperanza”.
De manera muy especial nos hemos unimos, como comunidad de fe, para reflexionar sobre lo que significa Don Bosco en mi vida cristiana, y como nos ayuda a renovar nuestro compromiso de ser testigos de la esperanza y constructores de un mundo mejor y más justo.
1. DON BOSCO: PEREGRINO DE ESPERANZA
Tal como hoy, San Juan Bosco vivía en una época marcada por profundas contradicciones, dificultades sociales y espirituales. Sin embargo, su mirada siempre estuvo puesta en Cristo, el Buen Pastor, y su corazón ardía con el deseo de llevar la esperanza del Evangelio a los jóvenes más necesitados y excluidos, asumiendo su atención con acciones concretas.
Don Bosco, es un modelo a seguir porque fue un verdadero peregrino de esperanza, que supo caminar junto a los pobres, los huérfanos y los marginados, ofreciéndoles no solo alimento y educación, sino también una razón para soñar, vivir, creer y crecer con la dignidad de los hijos de Dios.
2. SER PORTADORES DE ESPERANZA HOY
Durante este Año Jubilar, los cristianos y los devotos de Don Bosco, estamos convocados a seguir su ejemplo: A caminar con fe y confianza en Dios, enfrentando los desafíos de nuestro tiempo con valentía, coherencia y creatividad, al igual que este gran santo.
Cada uno tiene que responder al hoy de Dios. Don Bosco vivió en una época difícil, anti clerical, en un tiempo donde los pobres explotados en las fábricas eran el desecho; por eso nos invita, a no quedarnos encerrados en las casas, ni en las sacristías de nuestras parroquias, tenemos que salir a ver la realidad y frente a ella mirar e intervenir para que no existan personas discriminadas, excluidas, dejadas atrás.
Peregrinos de esperanza, lema del Año Jubilar, nos invita a salir de nuestras instalaciones y comodidades, mirar a la cara a tantas personas necesitadas de una luz que los guie, que les anime a luchar por transformar su realidad.
Hay que darnos a los demás testimoniando el Amor misericordioso de Dios, en un mundo lleno de incertidumbre, desigualdades y desánimo.
A ejemplo de Don Bosco eduquemos con el corazón. No basta enseñar, formar, debemos amar y acompañar por el camino de la justicia social.
¿Qué hacemos para ser signo de esperanza en las vidas de tantos jóvenes necesitados? Contagiarlos con la experiencia de vivir con alegría. Don Bosco creía en la santidad de la alegría, porque un cristiano que vive con esperanza transmite el gozo del Evangelio.
3. EL AÑO JUBILAR: TIEMPO DE GRACIA Y COMPROMISO
Cada uno de nosotros, en este tiempo especial, tenemos la gran oportunidad para renovar nuestra fe. Volvamos al Señor con un corazón abierto y confiado. Peregrinemos físicamente o espiritualmente, buscando la gracia de la reconciliación y el perdón con Dios, con nosotros mismos y con el prójimo. Seamos testigos de esperanza, llevando y viviendo en todos los ámbitos (familia, escuela, trabajo) de nuestra vida el mensaje del Evangelio a quienes más lo necesitan.
Hermanos y hermanas: Celebrar la vida de San Juan Bosco como un modelo de santidad, además de ser un intercesor poderoso y un amigo cercano, debe impulsarnos a ser peregrinos de esperanza en este tiempo, construyendo un mundo donde reine el amor, la justicia, la equidad y la alegría del Señor.
Un cristiano y sobre todo un devoto de San Juan Bosco, puede tener todos los defectos, pero jamás debe tener en defecto de ser pesimista, de vivir como un derrotado, de pensar que con la juventud y los niños no se puede hacer nada, porque si piensas así, tu devoción no sirve para nada. Necesitamos hermanos, pueblo de Dios creyentes, que es posible un mundo más humano donde todos cuidemos la creación y no vayamos descartando a la gente para justificar nuestra indiferencia.
El verdadero devoto de Don Bosco, cree en lo que él creyó. Y el creyó que la juventud tiene derechos y que hay que darle oportunidades. Y también en la responsabilidad de proteger y salvaguardar a la niñez para que puedan crecer en lugares seguros.
Ahora más que nunca, como Don Bosco, debemos tener el valor de mirar la realidad sin distorsionarla “con los ojos de los hombres, pero también con los ojos de Dios”.
Convencidos del protagonismo de la juventud, les digo a los jóvenes de la pastoral juvenil, los catequistas, los estudiantes, los jóvenes del mundo de trabajadores que han encontrado con el Señor: Sean los primeros misioneros de la esperanza, los misioneros digitales, utilizando todos los medios para llevarle a sus pares la buena nueva.
Queridos salesianos, su espíritu vivido por Don Bosco se caracteriza por una visión optimista y humanista en la tarea educativa, de ir en busca de esa juventud y niñez abandonadas y sin esperanza; porque cada uno es capaz de crecer y formarse como persona.
La meta de Don Bosco, que debe ser la nuestra, es educar a los demás, para que ellos, así como nosotros, puedan alcanzar la santidad y la plenitud de ser personas dignas hijas de Dios. Aprovechemos este tiempo para acercarnos más al corazón de Cristo, compartiendo su amor con los más frágiles y descartados.
Ahora más que nunca Panamá necesita personas que, con gestos y acciones, transformen el ambiente social, cultural y la realidad política y económica, donde el centro sea la persona y no el dinero.
EN DEFENSA DE LA PATRIA
Estamos en un momento crucial, un momento que nos interpela sobre nuestras raíces, nuestra historia, nuestra identidad y, sobre todo, en la reafirmación del Estado y la soberanía de Panamá. Panamá debe alzar una sola voz en defensa de su soberanía frente a los reiterados anuncios que pretenden reclamar el Canal, un patrimonio exclusivo de la Nación panameña.
Somos un pueblo noble y valiente, con un corazón inmenso, que a lo largo de la historia ha sabido levantarse ante los desafíos con determinación e inteligencia. Hemos superado pruebas con hidalguía, demostrando que nuestra fuerza radica en la unidad y la conciencia que somos un sólo territorio con una sola bandera.
Exhortamos al pueblo panameño, a mostrar la unidad ciudadana en la defensa de nuestra soberanía y del Canal de Panamá, que es más que una vía marítima; sino la expresión de una historia de lucha gestada en varias generaciones, que derramaron su sangre y aportaron incansablemente para construir un país libre y soberano.
Hoy nos corresponde honrar su memoria, emulando su fe, su esperanza y compromiso, alzando nuestras voces para denunciar los intentos de socavar nuestras conquistas y proteger lo que legítimamente nos pertenece.
La unidad ciudadana se construye con verdad, libertad y justicia: Esta es nuestra mayor fortaleza. En la diversidad está nuestra riqueza. Y sin importar grupos étnicos, sociales, ideológicos o de creencias, somos capaces de enfrentar cualquier desafío.
Ante cualquier intento de violentar la democracia y soberanía, exhortamos a que desde nuestras comunidades, parroquias y hogares fomentemos el diálogo, la escucha y hablemos de la importancia de conocer la historia, para que cada panameño comprenda el valor de lo que hemos logrado y la necesidad de protegerlo. Hagamos del civismo una herramienta pacífica y poderosa para proclamar el respeto a nuestra patria.
Nunca olvidemos, que la historia nos enseña que nuestras mayores conquistas se logran cuando estamos unidos. Por eso, es importante una educación integral cívica: donde se enseñe a las nuevas generaciones la importancia de la soberanía y el sacrificio que implicó alcanzarla. Esto es esencial para mantener vivo este compromiso.
Los héroes como los mártires del 9 de enero de 1964 nos dejaron un mensaje claro: la soberanía no se regala ni se negocia, se defiende con determinación y amor por la patria.
Este legado nos exige a todos continuar siendo vigilantes, comprometidos y responsables para preservar lo que con tanto sacrificio hemos logrado.
Que no falte en tu hogar la bandera, y que la voz ciudadana clame con ferviente oración por nuestra dignidad. Solo la unidad y el clamor del pueblo serán el escudo ante las amenazas que ponen a prueba nuestra fortaleza.
Que nuestra fe en Dios nos guíe y nos dé la fuerza necesaria para enfrentar cualquier adversidad.
Juntos, con unidad y determinación, construiremos un futuro con justicia social prosperidad y soberanía para las generaciones venideras.
La voz del pueblo es la voz de Dios. Mostremos, una vez más, que somos una sola patria, firme y unida, clamando por el respeto y la dignidad de nuestra nación.
Defender la soberanía es nuestra misión como panameños, defenderla no solo de entes externos sino de la realidad interna en la que vivimos, defenderla de la corrupción, del juega vivo de la falta de una verdadera justicia, de la impunidad, porque en ella reside nuestra libertad, nuestra dignidad y nuestro futuro.
Recordemos siempre que un Panamá soberano no solo beneficia a nuestra generación, sino que asegura un país próspero y digno para nuestros hijos.
Un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla, pero un pueblo que la honra está destinado a trascender.
Es cierto que nuestros gobernantes han fallado, que la corrupción y la falta de justica indigna y que el país merece mejores líderes en todos los ámbitos. Pero eso no significa que debemos volvernos contra nuestra propia tierra.
Panamá no es su clase política, ni sus malos hijos que la venden al mejor postor. Panamá es su historia, su gente y su dignidad. Y defenderla es un acto de respeto ante quien la hicieron libre.
Panamá es el sueño de quienes dieron su vida por darle vida, la voz de los que marcharon con valentía, la sangre derramada por una soberanía jamás debe ser olvidada.
Hoy algunos quieren darle la espalda o venderla venden al mejor postor. Pero los que la amamos sabemos que su valor no depende quienes la gobiernan, sino de quienes la defendemos con orgullo.
Panamá tu historia nos llama, tu lucha nos inspira y tu futuro depende de que cada hijo tuyo entienda que la Patria no se negocia se honra hoy y siempre. Te llevamos en el alma porque eres nuestra porque eres libre porque eres eterna.
¡Viva Panamá libre y soberana!
+ José Domingo Ulloa Mendieta, O.S.A.
Arzobispo Metropolitano de Panamá
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