Invocación religiosa del Señor Arzobispo de Panamá – Asamblea Nacional

Invocación religiosa del Señor Arzobispo de Panamá - Asamblea Nacional

Invocación religiosa del Señor Arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, quien a pesar de no haber podido estar físicamente en este acto protocolar del inicio  de las sesiones de la Asamblea Nacional, ha querido dejar su mensaje a los miembros de este importante Órgano del Estado.
Esta invocación fue leída por el P. Luis Núñez, párroco de la parroquia de Santa Ana.

Su Excelencia, Juan Carlos Varela Presidente de la República; Su Excelencia José Ayú Prado, presidente de la Corte Suprema de Justicia; Su Excelencia Rubén De León, presidente  de la Asamblea Nacional; Sus Excelencias ministros de Estado; miembros del Cuerpo Diplomático presente; autoridades que nos acompañan, Honorables Diputadas y Diputados.

Al iniciar este nuevo año 2017, este lunes 2 de enero participamos de la instalación de la segunda legislatura del tercer período de sesiones ordinarias de la Asamblea Nacional.

La Iglesia Católica, que ha acompañado al pueblo panameño en más de 500 años, se hace presente por invitación de los honorables diputados y diputadas, porque como Madre y Maestra, orienta a sus hijos e hijas en cada una de sus realidades humanas.

Es por ello que haremos nuestra oración al Dios de la Vida para que los proyectos que se realicen en este Órgano del Estado tengan como motivación principal buscar el bien común y contribuir a mejorar las condiciones de vida de los panameños y de los que habitan este país , por encima del intereses particulares y partidistas.

Cada inicio de año, nos da la oportunidad de recomenzar, de redireccionar todo aquello que consideramos no hemos hecho bien. Ustedes lo saben mejor que nadie el futuro exige hoy la tarea de rehabilitar la política, que es una de las formas más altas de la caridad, pero que lamentablemente está tan denigrada, ya sea por las denuncias de corrupción o por haberse alejado de su principal función que es servir a los intereses del pueblo.

En la época del profeta Amós era muy frecuente la admonición de Dios: “Venden al justo por dinero, al pobre por un par de sandalias. Oprimen contra el polvo la cabeza de los míseros y tuercen el camino de los indigentes” (Am 2,6-7). Los gritos que piden justicia continúan todavía hoy.

Quien tiene la sublime misión de legislar debe hacerlo, a partir de la propia responsabilidad y el interés del bien común. El papa Francisco lo expresa acertadamente: “Quien actúa responsablemente pone la propia actividad ante los derechos de los demás y ante el juicio de Dios. Este sentido ético aparece hoy como un desafío histórico sin precedentes, tenemos que buscarlo, tenemos que inserirlo en la misma sociedad. Además de la racionalidad científica y técnica, en la situación actual se impone la vinculación moral con una responsabilidad social y profundamente solidaria”. (Papa Francisco, 27 de julio de 2013, Clase dirigente).

Recordemos las sabias palabras de San Juan Pablo II: “Bienaventurado el político que no tiene miedo. Que no tiene miedo, ante todo de la verdad: ¡porque la verdad no necesita de votos!”.

Estamos convencidos, y así lo hemos reiterado en distintas oportunidades, que no hay crecimiento sin desarrollo humano y no hay desarrollo humano sin instituciones fuertes,  y las instituciones serán fuertes en la medida en que sean independientes y respondan a las necesidades y las aspiraciones del pueblo, de ese mismo pueblo por  el cual ustedes están aquí para legislar.

Señoras diputadas y señores diputados: Ustedes marcarán una nueva etapa de la historia nacional. De ustedes depende cómo quieren ser reconocidos en los años venideros. Les recuerdo que ustedes han sido elegidos por el pueblo para legislar teniendo como norte el bien de PANAMA. Todos los habitantes de este hermoso país se merecen vivir con la dignidad de los hijos e hijas de Dios. Panamá tiene todas las condiciones necesarias para que así sea.

Comprometámonos a establecer una nueva cultura política, en la que impere la verdad, la justicia, el diálogo, la libertad, la equidad y la solidaridad. La gente está cansada de ver todo lo contrario. Aún estamos a tiempo de recuperar la confianza de los panameños.

Sabemos que por nuestras fragilidades humanas, solos no podemos lograr estos propósitos. Por ello, les invitamos a abrir sus corazones, para que pidamos al Dios de la Misericordia, que nos dé el coraje, la valentía y la fuerza para romper con las cadenas del pecado que nos impiden hacer la voluntad de Dios.

TODOS JUNTOS OREMOS: TE ROGAMOS OYENOS.

PADRE DIOS, te damos gracias por todos las bendiciones recibidas en el 2016. Y te pedimos Señor, Tú que haces salir el sol sobre buenos y malos, y haces caer la lluvia sobre justos y pecadores, que nos ayudes a ser una nación cuya identidad común sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común y la defensa de la vida y la dignidad humana en todas sus etapas.

TE ROGAMOS OYENOS.

Te pedimos Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad, el sufrimiento y la vida de los más empobrecidos y excluidos.  Permite  Señor que por sus actitudes gocen del respeto y la gratitud de los panameños; y que respondiendo a la confianza recibida de los electores, trabajen en la búsqueda del  bien común.

TE ROGAMOS OYENOS.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios omnipotente y eterno, Creador, Rey y Señor de la historia, Supremo Legislador, de quien emana y depende todo poder: bendice a estos, hombres y mujeres políticos, sobre quienes recae la carga del servicio a la nación; imploramos la ayuda de Tu  Santo Espíritu para que diputadas y diputadas ejerzan la política como ciencia, arte y virtud, para edificar la justicia social y el bien común.

TE ROGAMOS OYENOS.

Que Santa María La Antigua, Patrona de Panamá, quien nos lleva  de la mano a Jesucristo Nuestro Salvador, sea nuestra compañera de camino para construir el Panamá, justo, fraterno y solidario que todos y todas aspiramos. AMEN.

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La Arquidiócesis de Panamá creada el 9 de septiembre de 1513 es la Iglesia más antigua en tierra firme y madre de las Iglesias particulares existentes hasta ahora en la república de Panamá.