¿A qué Centroamérica llega el Papa Francisco?
(Religion Digital).- El Papa Francisco llegará este miércoles 23 de enero a Ciudad de Panamá para participar de la Jornada Mundial de la Juventud católica (JMJ), a la que se espera la llegada de 300.000 peregrinos procedentes de todo el mundo, sobre todo de Centroamérica. Sin embargo, la gran mayoría de las naciones del istmo experimenta fuertes crisis internas que exigirán del Pontífice al menos, una palabra o un gesto suyo.
El frente que -hasta ahora- representa un desafío mayúsculo en términos políticos para el líder de la Iglesia, es la nicaragüense, y no es para menos.
Después de que la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos (ONUDDHH) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) verificarán in situ la represión del régimen de Daniel Ortega, alegando que en el país se habían cometido crímenes de lesa humanidad, muchos opositores nicaragüenses y también observadores externos han pedido al Pontífice condenar los desmanes del ex revolucionario devenido en dictador.
Hasta ahora, Francisco no ha querido entrar a fondo al tema de Nicaragua. Desde Roma, ha hecho llamados bastante generales hacia la paz, reconciliación y unidad al país, pero sin hacer referencia a la violencia institucional que vive la población a manos del Estado nicaragüense.
“Como se lo expresáramos a Su Santidad en una anterior misiva, sabemos de su preocupación por el sufrimiento que hoy padecen, sin distingos, todos los venezolanos y ahora los nicaragüenses. Los primeros son víctimas de la opresión por una narco-dictadura militarizada, que no tiene reparos en conculcar de manera sistemática los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad personal y, además, como consecuencia de sus políticas públicas deliberadas y una palmaria corrupción que escandaliza mundialmente, somete a éstos a condiciones de hambruna generalizada y falta de medicinas. Los segundos, a mediados año, fueron víctimas de una ola de represión que deja como saldo casi 300 muertos y unos 2.500 heridos”, le escribieron al Papa en tono de reproche 20 expresidentes latinoamericanos agrupados en la Iniciativa Democrática de España y Américas, (IDEAS).
Triángulo norte: corrupción, narcotráfico, crisis migratoria y elecciones
Más al norte de la región, está la crisis institucional abierta por el presidente guatemalteco Jimmy Morales y su afán de desconocer a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). A inicios de enero, el mandatario expulsó al organismo, una especie de fiscalía supranacional que ha llevado a los tribunales a políticos, empresarios y militares mafiosos, incluidos el hermano y el hijo del mismo.
Morales, quién ha hecho de su batalla contra la CICIG un leitmotiv político, ha levantado repulsa entre diversos sectores de la sociedad guatemalteca, incluida la propia Conferencia de Obispos del país, quiénes han condenado la expulsión de los investigadores del organismo y el enfrentamiento del mandatario con otros poderes del Estado, como la Corte de Constitucionalidad (CC).
“La cancelación de las visas a funcionarios claves (de la CICIG) en la investigación de delitos con nexos a figuras públicas que compromete la confiabilidad (del presidente Morales) en la lucha contra la impunidad”, señaló la Conferencia Episcopal Guatemalteca en un comunicado.
En Honduras, la crisis migratoria pareciera no tener fin. Hace tan sólo 7 días atrás, se anunció una nueva caravana de migrantes que partirían desde la ciudad de San Pedro Sula en Honduras hacia la raya fronteriza que divide Estados Unidos con México.
El gobierno de Donald Trump, que ha endurecido su retórica hacia los migrantes, ha asegurado que Honduras, El Salvador y Guatemala serán sujetas a suspensión de ayuda económica norteamericana si no logran detener la inmigración irregular hacia territorio estadounidense.
El gobierno de Honduras, ante éstas amenazas, ha recurrido a culpar a partidos políticos de oposición de la organización de las caravanas, que son el reflejo de años de políticas socialmente no redistributivas de la pobreza.
“¡Cuántos cientos de hondureños han partido en forma individual todos los años y a cuántos los han regresado de México y de los Estados Unidos! Hemos sido sordos ante los gritos de abusos y violación a sus derechos en su trayecto y hemos sido ciegos para ver esa realidad. Hemos preferido alegrarnos por la llegada de remesas, como una solución a los problemas internos”, manifestaba un comunicado de los Obispos hondureños, fechado en octubre de 2018.
En El Salvador, el próximo 3 de febrero se realizará la octava elección presidencial desde la aprobación de su Constitución en 1983 y la sexta desde los acuerdos de paz firmados en 1992. Esta vez, sin embargo, todos los sondeos de opinión dan como ganador al joven político Nayib Bukele del partido de centro-derecha GANA, quien abiertamente desafía al sistema bi-partidista que ha imperado en el país centroamericano desde el final de la guerra.
También en El Salvador, como en Honduras y Guatemala, está el papel que desempeñan las maras, que ejercen la violencia contra los ciudadanos y cuyos crímenes muchas veces están ligados, no sólo a la falta de oportunidades, sino también a la penetración del narcotráfico y la corrupción de los funcionarios públicos. En dicho país, se reportaban en 2017 la tasa de 105 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Ante el escenario electoral, el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, pidió a los políticos cumplir sus promesas y gobernar para todos; asegurando que la democracia es muy frágil en toda América Central.
“Nos preocupa a los obispos de El Salvador el próximo evento electoral. La democracia en Centroamérica es muy débil, por eso constantemente estamos llamando a fortalecer la democracia y que haya una mayor participación. Pedimos a las autoridades que vengan elegidas, ser responsables con sus compromisos y velen por defender los intereses del pueblo que los eligió. Que promuevan leyes justas, que en verdad velen por el bien común. Concretamente, nos preocupa el tema del agua, porque hay una intención manifiesta, un deseo muy grande de algunos de privatizar el agua, digo algunos, porque es un grupo pequeño de personas, pero pudientes, son los que tienen el gran capital en sus manos y dominan la voluntad de la sociedad”, dijo hace tres días monseñor Escobar Alas.
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