ORÍGENES DE LA IGLESIA CATÓLICA EN PANAMÁ (1513)

La fe cristiana llega al nuevo mundo con el descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492 por el Almirante Cristóbal Colón.

En 1501 don Rodrigo de Bastida descubre el Istmo de Panamá y fue acompañado por Vasco Núñez de Balboa, éste regresó a La Española y acompañó de nuevo al Bachiller Martín Fernández de Encino y a Alonso de Ojeda quien fue el primer gobernador del territorio de Centroamérica llamado Castilla de Oro que abarca desde la costa occidental del río Atrato en el Golfo de Urabá hasta el cabo de nombre de Dios en la hoy Honduras. En 1502 Cristóbal Colón visitó la costa norte de nuestro istmo e intentó fundar una ciudad en la desembocadura del río Belén el día 6 de enero de 1502 con el nombre de santa María de Belén.

En 1510 Balboa y Encino fundaron un poblado en el territorio del Cacique Cémaco en el lado oeste del Rió Atrato llamado primero La Guardia y ante la insistencia de Balboa se le dio el nombre de Santa María la Antigua cumpliendo así la promesa hacha a la Santísima Virgen María venerada con este nombre en la Catedral de Sevilla, España.

Habiendo creado la población católica con los colonos españoles y los nativos que eran convertidos a la fe cristiana, el Rey Don Fernando el católico pidió al Papa que nombrase un Obispo para que la Iglesia emprendiera la tarea de la Evangelización de los indígenas en el amplio y aún desconocido territorio.

El Papa León X accede a la solicitud del Rey de España y mediante la Bula “Pastorales Officii Debiturn” crea la Diócesis de Santa María la Antigua el 9 de septiembre de 1513, la primera en la tierra firme de América.

El pueblito fundado por Balboa y Encino fue elevado a la categoría de la ciudad por el Papa, y la capilla en honor de Santa María la Antigua, (antes residencia del Cacique Cémaco) fue constituida oficialmente en Iglesia Catedral teniendo como título permanente esta advocación.

Como primer Obispo de Santa María fue nombrado el franciscano y predicador de la casa real, el Reverendo Padre Fray Juan de Quevedo. Este fue consagrado por el arzobispo de Sevilla a finales de 1513. El 11 de abril de 1514 se embarcó para el nuevo mundo con el gobernador Pedrarias que viajaba con 34 embarcaciones y unas dos mil personas llegando a Santa maría el 30 de junio de ese mismo año y fue recibido por Balboa a quien era Alcalde Mayor y toda la población con mucha alegría  y solemnidad.

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